Carlos Coloma y un bronce que sabe a oro

Mountain Bike 22/08/16 17:00 Berto Gallego

Carlos Coloma nació en La Rioja, concretamente en un pueblo de apenas 3.000 habitantes: Albelda de Iregua. 15 kilómetros al sur de Logroño, Albelda es una localidad tranquila, en la que todavía vive el biker con toda su familia. Allí se montó por primera vez en una bicicleta el hoy campeón olímpico, que le disputa al actor Javier Cámara el título de paisano más célebre del lugar. Allí se reunieron ayer más del 10% de los habitantes censados, para ver a Coloma lograr un bronce que supo a oro. Los chicos de la escuela de mountain bike -Carlos creó tendencia- acudieron vestidos con la equipación de su equipo, el MMR Factory, el resto de vecinos se pintó un bigote a imitación del que luce Coloma. El júbilo era total al arrancar la competición, a excepción de un hombre, serio, que se mantenía sentado en la grada de Albelda.

Carlos Coloma

El camino de Carlos Coloma

Carlos Coloma es un ejemplo de constancia, de lo que se puede conseguir trabajando y creyendo en uno mismo. En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 se quedó fuera tras una polémica decisión del seleccionador, mientras que en Pekín 2008 no pudo rendir como esperaba. Fue la cita de Londres, en 2012, la que le hizo ver su potencial, "desde entonces pensaba en la medalla, en rendir al 120% en Río de Janeiro". Y a ello enfocó su preparación, hasta que el infortunio se cruzó en su camino.

Apenas unos meses después, ya en 2013, una caída le destrozó el hombro. Se trata de una de las zonas del cuerpo que más presión sufren en el mountain bike. Con más de 30 años, pocos daban un duro por él con la vista puesta en unos Juegos que todavía quedaban lejanos. Apoyado en el boxeador José Ignacio Barruetabeña y en Mikel Zabala, dedicó cientos de horas silenciosas a volver, más de un año después, con más fuerzas que nunca.

Carlos Coloma

Un bronce de raza y huevos

Aquel hombre que se mostraba serio entre la multitud era el padre de Carlos. Él sabe lo que ha sufrido y trabajado para llegar a vivir lo de ayer, y no pudo reprimir las lágrimas en cuanto su hijo cruzó la meta. Para él fue "el premio a 20 años sobre la bicicleta, lo que le da sentido a todo su esfuerzo".  En ese preciso instante Carlos Coloma, emocionado, declaraba en la llegada que "yo por espíritu olímpico entiendo también raza y cojones, y eso es lo que he demostrado hoy. Que si te lo dejas todo por lograr tus sueños, pueden hacerse realidad". Dos hombres emocionados, por un bronce que supo a oro.

 

 

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