Primera vez en la historia que se despega un avión tirado por ciclistas: la última locura de Red Bull
En un experimento tan improbable como espectacular, nueve ciclistas profesionales han conseguido remolcar un avión hasta ponerlo en el aire utilizando únicamente la potencia de sus piernas. El proyecto, planteado como un desafío técnico para comprobar si era posible generar la velocidad necesaria, unos 45 km/h estables, a base de pedaleo sincronizado, terminó convirtiéndose en una demostración extrema de coordinación, potencia y sangre fría.
Red Bull vuelve a lograr un reto nunca antes intentado
La premisa era sencilla sobre el papel. Si nueve ciclistas rodaban en perfecta sincronía y sostenían una velocidad cercana a los 45 km/h, la aeronave debería ser capaz de levantarse del suelo. La práctica, sin embargo, fue mucho más compleja. El primer escollo era evidente. La pista disponible en la primera localización era demasiado corta para permitir un margen de aceleración seguro. Además, cualquier fallo en la tensión del sistema de remolque podía poner en peligro a los ciclistas, que rodaban muy cerca del fuselaje.
Antes de intentar mover el avión, el equipo realizó un test remolcando una e-bike para acostumbrarse a la tracción del sistema. El resultado fue prometedor y el grupo se estabilizó alrededor de 35 km/h a unos 300-400 W por cabeza, demostrando que había margen para alcanzar la velocidad objetivo.
La primera prueba real con el avión terminó de forma brusca. Cuando el vehículo liberó el cable de remolque, la tensión se perdió de golpe y el sistema se enredó con la rueda trasera de uno de los ciclistas. El incidente obligó a rediseñar el mecanismo de liberación y a aumentar la prudencia del grupo, que ya no quería ocupar la última posición en la fila.
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Con el sistema ajustado y los ciclistas más tensos que nunca, llegó el segundo intento. Esta vez, el equipo logró que el avión se separase del suelo durante unos metros. Fue un hito, pero insuficiente y la altura no superó los dos metros y la pista volvía a quedarse corta para un vuelo estable.
El equipo decidió entonces trasladar el experimento a una pista más larga, lo que abría la puerta a una velocidad sostenida durante más tiempo.
En la nueva pista, los ciclistas arrancaron perfectamente coordinados. Con esfuerzos cercanos a 550-600 W por cabeza, el grupo estabilizó los 45 km/h y mantuvo la tensión del sistema sin oscilaciones. A partir de ahí, todo ocurrió muy rápido. El avión despegó, ganó altura y mantuvo el vuelo durante más de 100 metros antes de liberar el cable y continuar en solitario.
La euforia fue inmediata. El piloto confirmó que la sensación de ascenso era estable y que el remolque había sido sorprendentemente suave para una maniobra tan poco convencional.
El reto no solo se completó con éxito, sino que marcó un precedente histórico. Es la primera vez que un avión despega impulsado exclusivamente por el pedaleo coordinado de un grupo de ciclistas profesionales.