Esta SCOTT Spark RC es la Gravel más extrema jamás concebida
El gravel es, probablemente, la disciplina con las bicicletas más difíciles de encasillar en la actualidad. Y proyectos como el de esta SCOTT Spark RC Gravel no hacen sino reforzar esa idea. Se trata de un montaje experimental, extremo y deliberadamente provocador que utiliza como base una SCOTT Spark RC de XC, llevándola a un territorio híbrido donde el gravel, el MTB y la aerodinámica se cruzan sin complejos.

SCOTT Spark RC Gravel: cuando el gravel rompe sus propias reglas
Detrás de este proyecto está el popular montador Dangerhol, y antes de continuar, él mismo se encarga de advertir que no se trata de una bicicleta pensada para producción ni para el gran público, sino un ejercicio técnico que busca explorar los límites actuales del gravel moderno.
Durante años, el gravel ha sido tratado como una categoría única, asociada casi exclusivamente a bicicletas con manillar curvo, neumáticos de entre 40 y 45 mm y una clara herencia del ciclismo de carretera. Sin embargo, la realidad es que el gravel contemporáneo abarca escenarios muy distintos, desde pistas rápidas y compactas hasta tramos extremadamente rotos donde una rígida de montaña o incluso una doble ligera pueden resultar más eficaces. Este proyecto nace precisamente de esa reflexión en la que no todo el gravel se afronta con la misma bicicleta y quizá ha llegado el momento de hablar de subcategorías más definidas, del mismo modo que ocurre en carretera o en MTB.
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La base del proyecto es un cuadro SCOTT Spark RC en carbono HMX, aunque con decisiones clave que se alejan del planteamiento habitual de XC. En lugar de recurrir a la talla L, se ha optado por una talla M pese a que el ciclista mide 183 cm. El objetivo es reducir ligeramente la distancia entre ejes y lograr un comportamiento más ágil y reactivo en terrenos rápidos. Además, la dirección ajustable se ha montado en su posición más vertical para afinar aún más la geometría hacia un uso gravel, alejándose del carácter más largo y lanzado propio del XC moderno.
El mayor desafío estructural ha sido el tamaño del plato. De serie, la Spark RC admite un máximo de 38 dientes, una cifra claramente insuficiente para un uso gravel rápido. Para superar esta limitación, la vaina trasera ha sido modificada de forma profunda, abriéndola para crear espacio adicional y reforzándola posteriormente, lo que ha permitido montar platos de hasta 46 dientes. Se trata de una intervención radical que deja claro desde el principio que este montaje no está pensado para replicarse.

La suspensión es otro de los pilares fundamentales del proyecto. El sistema RockShox Flight Attendant es, de hecho, el elemento que hace viable una bicicleta de doble suspensión con manillar curvo orientada al gravel. El control electrónico de la suspensión, integrado directamente en las manetas SRAM AXS, permite cambiar los modos de funcionamiento sin necesidad de mandos adicionales, algo especialmente crítico en un cockpit de gravel. La configuración final reduce ligeramente los recorridos respecto al XC puro, con una horquilla RockShox SID SL Flight Attendant de 110 mm y un amortiguador trasero SIDLuxe modificado internamente para reducir su recorrido, dejando un recorrido efectivo más contenido y enfocado a la eficiencia. El resultado es una bici más firme al pedalear, pero que mantiene un alto nivel de control en descensos rápidos y terrenos muy irregulares.

Si hay un elemento que define visualmente este proyecto, ese es el juego de ruedas. Se trata de un conjunto absolutamente extremo, con un perfil de 70 mm, un ancho externo de 52 mm y nada menos que 45 mm de ancho interno. Estas llantas han sido desarrolladas específicamente para este proyecto por Faction Bike Studio junto a LX Sim y LX Lab, y se han fabricado únicamente cuatro unidades sin intención alguna de comercializarlas. Son completamente funcionales, pero deben entenderse como un concepto y una prueba real sobre el terreno.

El objetivo de estas ruedas es doble. Por un lado, mejorar la aerodinámica cuando se utilizan neumáticos de gran volumen, algo poco explorado hasta ahora en gravel. Por otro, mejorar la estabilidad del neumático, evitando la sensación de flaneo o plegado lateral que puede aparecer con llantas estrechas y cubiertas anchas. Montadas con neumáticos Schwalbe Thunder Burt Super Race de 2,25 pulgadas, alcanzan casi 60 mm de anchura real a baja presión, priorizando estabilidad, tracción y velocidad en terrenos rotos. Evidentemente, este planteamiento también tiene compromisos, como una mayor exposición de los flancos del neumático o una respuesta más lineal de la carcasa, pero es una elección consciente dentro de la filosofía del proyecto.
En el apartado de transmisión, el montaje vuelve a desafiar las normas establecidas. Se ha utilizado un grupo SRAM RED XPLR AXS de 13 velocidades con cassette 10-46, un sistema diseñado específicamente para bicicletas gravel rígidas. En un cuadro de doble suspensión aparece el problema del crecimiento de la cadena al trabajar la suspensión, algo que este grupo no contempla de serie. Aun así, la transmisión se ha instalado de forma extremadamente cuidadosa, asumiendo que no es una solución destinada a reproducirse. Para optimizar el rendimiento se ha recurrido a una jaula CeramicSpeed OSPW X, lubricación CeramicSpeed UFO Drip y un pedalier CeramicSpeed BB ALPHA. Las bielas SRAM XX SL, con Q-factor estrecho, refuerzan además el enfoque aerodinámico del conjunto.


La medición de potencia se resuelve mediante pedales LOOK X-Track Power Dual, ya que no era posible utilizar un potenciómetro SRAM convencional debido a la línea de cadena y al tamaño de los platos personalizados. Estos platos, fabricados a medida por Garbaruk, están disponibles en 42 y 46 dientes y presentan un acabado negro mate que encaja con la estética general de la bicicleta.

El cockpit es otro de los grandes protagonistas. Desde el inicio estaba claro que debía ser una solución aerodinámica de una sola pieza, pero la geometría del cuadro de MTB complicaba la elección. Finalmente, Darimo desarrolló específicamente para este proyecto un manillar integrado de 80 mm de potencia con un ángulo de -12 grados y 380 mm de ancho, una combinación inexistente hasta ahora que ha terminado pasando a formar parte de su catálogo comercial. El resto del montaje mantiene esa obsesión por el peso y la estética, con una tija Darimo T1 Loop sujeta mediante cuerdas Dyneema, un sillín MCFK de gran flexión y un sistema de frenado SRAM Force AXS con discos Jagwire Pro LR2 de 180 mm.

El peso final declarado es de 10,33 kg sin pedales, una cifra condicionada en gran medida por las ruedas prototipo, que no han sido optimizadas para ligereza. En un escenario hipotético con llantas diseñadas para producción, el conjunto podría bajar claramente de los 9,7 kg, e incluso acercarse a los 9 kg con ruedas más convencionales y de menor perfil interno.
Esta SCOTT Spark RC Gravel no pretende marcar una tendencia inmediata ni anticipar un producto comercial. Es, más bien, una declaración de intenciones y una demostración de que el gravel sigue siendo un territorio abierto a la experimentación. A medida que la disciplina madura, proyectos como este invitan a replantearse si una única bicicleta puede cubrir todos los escenarios o si, como ocurre en otras modalidades, el futuro pasa por máquinas cada vez más especializadas.