¿Se ha terminado el Tour?
La manifiesta superioridad mostrada por Tadej Pogacar a lo largo de las etapas montañosas de los Pirineos que han centrado el foco de atención de la segunda semana del Tour de Francia hace preguntarse a muchos si merece la pena continuar prestando atención a la carrera y si veremos algo interesante en las últimas 6 etapas que restan hasta París.
No se vayan todavía, aún hay más Tour de Francia
Obviamente, esta es una duda que surgen entre aquellos que siguen de manera puntual el ciclismo de carretera y centran su atención únicamente en los grandes nombres de la clasificación general. Si volvemos la vista atrás, a las dos semanas disputadas, vemos que salvo un par de etapas llanas en el primer tercio de carrera absolutamente todas las etapas han ofrecido una intensísima lucha: para buscar las fugas, para la victoria del día, por el maillot verde y de puntos rojos y, también entre los de la general pese a que, tras el paso por los Pirineos todo parezca dilucidado.
Y no, no os vamos a engañar con lo típico que se suele decir: hasta que no se cruza la última línea de meta no hay nada decidido, cualquiera puede tener un mal día, queda mucha montaña… Los que siguen y practican habitualmente el ciclismo de carretera saben que una de las máximas de este deporte es que la carretera pone a cada uno en su sitio. Cierto que en determinadas ocasiones la táctica hace que no gane el, a priori, más fuerte, pero en una carrera de tres semanas la forma física de cada uno hace que cada uno vaya al sitio donde puede estar.
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Es algo que se ve muy claro en la clasificación de la última etapa de montaña disputada que finalizó en Superbagneres y cómo el orden de llegada es casi idéntico al de la clasificación general. Con esto lo que queremos decir es que Tadej Pogacar es indudablemente el más fuerte, ha demostrado tener un sólido equipo para apoyarle pese a la pérdida de Joao Almeida y con el cómodo colchón de tiempo del que goza en la general y con un historial de ser un ciclista tremendamente efectivo al que apenas se le recuerdan malos días es hartamente improbable que al menos en lo físico pueda tener un día malo que vuelva a poner picante a la carrera.
Cierto es que ningún ciclista está exento de sufrir una caída, sin embargo, ser el más fuerte y tener el mejor equipo también es clave, como vimos en la etapa de ayer, para evitar que esto suceda. Resulta mucho más improbable caerse cuando eliges el ritmo para bajar, circulas siempre en la parte delantera del pelotón y tu equipo te rodea y protege. Algo extrapolable a, por ejemplo, una situación de abanicos como las que se podrían producir en la etapa de mañana camino del Mont Ventoux.
En cualquier caso, pese a que sea tópico, mientras haya etapas habrá opciones de que pueda suceder algo que de la vuelta a la carrera y, en este aspecto, Visma-Lease a Bike ha hecho una propuesta tremendamente ambiciosa de endurecer la prueba desde el primer día aunque no haya resultado, generar fatiga se mostraba como la opción para tratar de derrotar a Tadej Pogacar, misma táctica con la que lograron batirle hace tres años camino del Col du Granon.
Si el primer y segundo puesto de la general parecen bastante clarificados no ocurre lo mismo con el tercer escalón del podio, ocupado en estos momentos por Florian Lipowitz pero las diferencias en la general no son muy amplias entre él y su compañero Primoz Roglic que ocupa el sexto lugar de la general con Oscar Onley y Kevin Vauquelin intercalados entre ellos. En contra del joven alemán juega que está ante su primer Tour de Francia y la tercera semana no es extraño que a los nóveles se les acabe haciendo larga.
Y es que, no olvidemos que resta una última semana auténticamente brutal, comenzando con el Mont Ventoux, etapa monopuerto pero que, seguro, cuenta con buenas dosis de nerviosismo en una primera parte completamente llana a través de los campos de la Provenza, lugar donde el temible Mistral suele hacer su aparición. Si no lo hace, la grandísima dureza del Mont Ventoux sirve por sí sola, más a estas alturas de carrera, para dejar la carrera destrozada.
Última oportunidad para los sprinters tras el mismo y, después, dos encadenados alpinos totalmente descomunales, el primero de ellos, con llegada al Col de la Loze, lugar de gratos recuerdos para Jonas Vingegaard, uno de los últimos donde se vio claudicar a Tadej Pogacar. Al día siguiente la Plagne, la cima donde vivimos en su día la que seguramente fue la mayor exhibición de Miguel Indurain en la montaña y, estamos seguros, Tadej Pogacar, empeñado en dejar su máxima impronta en este deporte, no dejará pasar la oportunidad de hacer algo parecido. Como tampoco tenemos dudas de que el esloveno tratará de vencer la atípica etapa de París que este año adopta parte del recorrido de la prueba olímpica del verano pasado.
Si ver lo que puedan depararnos estas etapas de montaña, también hay otros alicientes que nos pueden invitar a seguir el Tour de Francia esta última semana. De entrada, la agónica búsqueda del maillot verde que ha iniciado Mathieu van der Poel y que le obligará a sumar en el Sprint Intermedio casi cada día y confiar que Pogacar y Jonathan Milan no hagan lo propio. Algo similar le ocurre a un voluntarioso Lenny Martinez en lo que respecta a la clasificación de la montaña en la que Tadej Pogacar le acecha.
En cualquier caso, con los precedentes de estas dos apasionantes semanas que se llevan disputadas lo más probable es que los integrantes del pelotón de este Tour de Francia 2025 sigan sin permitirnos echar una siesta de esas en las que ponemos el despertador para ver los últimos 10 km de la etapa ya que todas ellas han estado desarrollándose de forma tremendamente intensa y no parece que esa combatividad vaya a desaparecer de aquí a París.