Carbohidratos líquidos o carbohidratos sólidos, ¿qué opción es mejor?

La disputa entre lo clásico y lo innovador es algo tan viejo como el ser humano, y aplicable a infinitas situaciones del día a día. También a la nutrición deportiva. Y es que los geles y otras bebidas que suministran carbohidratos líquidos están avanzando a velocidad vertiginosa, dejando a los que optan por el clásico consumo de carbohidratos sólidos cada vez más solos. Pero, ¿qué alternativa es mejor? Tratamos de dar respuesta a esta espinosa cuestión.

Carbohidratos líquidos vs carbohidratos sólidos

Los carbohidratos son la principal fuente de energía de nuestro cuerpo, por lo que en ejercicios de alta intensidad o duración extensa suele ser necesario tirar de una recarga para evitar su agotamiento y el consiguiente desfallecimiento.

Sí, buena parte de la decisión está exclusivamente relacionada con los gustos de los corredores. Pero también entran en juego factores fisiológicos que pueden llegar a marcar diferencias en función de la alternativa escogida.

La principal diferencia entre un carbohidrato sólido y un carbohidrato líquido es que el primero se tarda más en digerir, y por tanto sus beneficios son asimilados por nuestro cuerpo en un lapso de tiempo superior. Además, durante la práctica deportiva el torrente sanguíneo se centra en suministrar de oxígeno a nuestros músculos, siendo el proceso digestivo todavía más lento de lo habitual.

Si bien el ciclismo es un deporte en el que esto reviste una importancia menor en comparación, por ejemplo, con el running -ya que al correr los alimentos se sacuden en el estómago haciendo las digestiones más pesadas-, es un hecho que sigue estando ahí: los carbohidratos líquidos se digieren y asimilan más rápidamente.

En cualquier caso la decisión queda en mano de cada ciclista. Si bien nuestra recomendación es apostar por los carbohidratos líquidos, todo aquel que sea incapaz de cambiar una costumbre asentada durante años puede estar tranquilo: fuera de lo señalado los efectos son exactamente los mismos. Es decir, los carbohidratos líquidos y los carbohidratos sólidos suministran energía a nuestro cuerpo de igual manera.