¿Te cuesta comer o beber en ruta? aquí van algunos consejos para que no te falte combustible
La alimentación y la hidratación suelen ser el principal limitante del rendimiento del cicloturista, mucho más allá de que este cuente con mejor o peor forma. Una faceta de los recorridos en bicicleta que tiene especial relevancia cuando afrontamos una marcha, con kilometrajes, dureza y horas sobre la bici que no suelen ser habituales y que acaban dejándose notar en forma de bajón, desfallecimiento o la temible pájara.
El rendimiento sobre la bici pasa por comer y beber bien. Aprende la mejor forma de hacerlo
Como os hemos explicado en múltiples ocasiones, la nutrición se está convirtiendo en el pilar principal, tras el propio entrenamiento, del rendimiento del ciclista a nivel profesional. Un aspecto que los equipos cuidan de forma escrupulosa hasta el punto de medir cada caloría que consumen sus ciclistas y cada vaso de agua que ingieren para aportar tanto en el día a día como en la competición y los entrenamientos la cantidad justa de nutrientes, ni más ni menos.
Salvando las diferencias, nutrición e hidratación también tiene un efecto tremendamente importante en las capacidades de los cicloturistas durante sus rutas o cuando se deciden a afrontar una de las marchas del calendario. Sin embargo, seamos realistas ¿cuántas veces salís a hacer 100 km con apenas un bidón, únicamente de agua y que, a menudo, vuelve medio lleno?¿cuántos de vosotros utilizáis barritas o geles durante vuestros entrenamientos o ingerís en ruta algo distinto al café y la tostada durante la parada del desayuno a mitad de ruta?

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La realidad es que muy pocos cicloturistas prestan la más mínima atención a un aspecto tan relevante como la nutrición en ruta, algo esencial a la hora de poder rendir lo mismo de principio a fin de la salida, sobre todo, cuanto más larga sea la ruta. Y es que, salvaguardar los depósitos de glucógeno es una de las bases que permite al ciclista contar con combustible para esos momentos donde se desata la lucha y, aunque sea en la salida dominical con nuestro club, a todos nos gusta estar delante.
Existen muchas razones por las que el común de los ciclistas no presta suficiente atención a comer y beber. La principal de ellas la dejadez y el no darle demasiada importancia porque “total, sólo salgo un rato a rodar suave” (spoiler: probablemente sea de los que se pica con su sombra en cada repecho). Sin embargo también encontramos otros aspectos como la dificultad que muchos tienen para alimentarse sobre la marcha o la intolerancia a ingerir y asimilar cualquier cosa en pleno esfuerzo.

Aunque parezca extraño, muchos ciclistas no cuentan con la habilidad técnica suficiente sobre la bici como para hacer algo tan sencillo a priori como coger el bidón, beber y volverlo a dejar. Sobre todo, si rodamos en pelotón o peor aún, si transitamos por un camino complicado con nuestra MTB o gravel. Como también os hemos dicho muchas veces, la técnica es otra de esas grandes olvidadas que casi nadie practica de la que todos deberían tener al menos un mínimo.
Cuando pedaleemos solos y en terreno relativamente controlado es el momento de practicar como coger y dejar el bidón, sin perder la vista del recorrido, practicando como afrontar curvas con una sola mano. También el poder sacar una barrita del maillot, soltarse de ambas manos por si tenemos dificultades para abrir el envoltorio con una sola mano, etc. Un plus para practicar estas habilidades sería hacerlo sobre el rodillo clásico de tres rulos, una de las mejores herramientas existentes para ganar dominio de la bici. En todo caso, también es interesante elegir productos que nos faciliten la tarea. Ahí los geles ganan por goleada a las barritas energéticas por lo sencillo que resulta su consumo. A la hora de hidratarse, si queremos aún más facilidad, recurrir a la mochila de hidratación nos hará mucho más fácil la vida.

En segundo lugar estaría el aspecto de la tolerancia a los alimentos que se ingieren durante la ruta. De nuevo, como decíamos antes, todo se entrena. Si no estamos habituados a comer sobre la bici es totalmente normal, sobre todo si pretendemos hacerlo durante esfuerzos intensos, que no nos entre nada si pretendemos hacerlo durante una marcha y que incluso nos siente mal al estómago lo que ingiramos. Luego está el aspecto de elegir los productos de nutrición que mejor toleremos, tanto por tipología como tolerancia.
Ahí, de nuevo, los geles se han convertido en los reyes por la rapidez con la que pasan por el estómago y se asimilan de forma que se reduce en gran medida las molestias estomacales, sobre todo con las formulaciones que actualmente emplean las marcas de nutrición. Otro tanto ocurre con las bebidas isotónicas/energéticas, otra forma de añadir un buen puñado de calorías durante la ruta y de fácil consumo pero a las que debemos de estar acostumbrados para que nuestro estómago no proteste después de horas utilizando estos productos.

Obviamente también podemos usar combinaciones caseras que dan buenos resultados sin el gasto que suponen los productos de nutrición: higos secos, pastelitos de arroz, dulce de mebrillo o el omnipresente plátano pueden ser excelentes opciones para mantener un buen aporte de calorías durante la ruta
Por último está la disciplina a la hora de comer y beber en ruta. Aquí podemos, hasta que nos habituemos a hacerlo de forma instintiva, utilizar las alarmas con las que cuentan muchos de los ciclocomputadores modernos y que nos avisan de forma regular con un recordatorio para que no dejemos de dar un bocado a la barrita que llevamos en el bolsillo del maillot o un sorbo al bidón. En cualquier caso, una costumbre que a buen seguro nos hará terminar las rutas con mucha más energía y hará que dejemos de ser víctimas del hombre del mazo