El ciclocross necesita un plan urgente
La UCI tenía una hoja de ruta para el ciclocross, apoyada en el espectáculo aportado por Mathieu van der Poel y Wout van Aert que, con sus duelos, han sido los grandes animadores de la competición a lo largo de la última década. Sin embargo, estos cada vez están más centrados en la carretera y su Copa del Mundo no termina de enganchar ni a corredores ni a público como ellos esperaban.
¿Por qué el ciclocross no termina de calar a nivel mundial?
El ciclocross, esa disciplina que durante décadas han utilizado los ciclistas para mantener su actividad competitiva durante el invierno y que en Bélgica y Países Bajos adquiere auténtica entidad de deporte, convirtiéndose casi en una religión, fuera de allí no parece tener el mismo impacto pese a los esfuerzos de la UCI por internacionalizar la disciplina y que las pruebas de Copa del Mundo cuenten con unas buenas cifras de público allí donde se disputan.
Un crecimiento que se ha apoyado a lo largo de la última década en la rivalidad entre Mathieu van der Poel y Wout van Aert que hizo que muchos descubrieran este deporte y comenzaran a seguirlo. Sin embargo, la UCI, en su búsqueda de lograr una mayor implantación del ciclocross decidió extender la competición. Lo que eran 3 meses intensos, desde noviembre hasta finales de enero, de carreras ahora se han convertido en toda una temporada que arranca a primeros de octubre y se estira hasta bien entrado febrero, con una Copa del Mundo que abarca todo ese tiempo.
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Esto hace que los que compatibilizan carretera y ciclocross a menudo obvien las primeras carreras de la temporada y, por supuesto, las últimas, con la mente puesta en la preparación para las clásicas de primavera. Por otro lado están los especialistas del ciclocross para los que la temporada se convierte en tremendamente extensa si uno tiene en cuenta que les toca competir cada fin de semana. Ello les obliga a reservarse, sobre todo para el gran mes de diciembre, momento álgido de la disciplina donde es habitual que haya carreras los dos días del fin de semana y alguna a mitad de l misma.
A la UCI no le salen las cosas como tenían planeado y esta semana su presidente David Lappartient acababa explotando y llegaba a amenazar con no permitir la participación en el Mundial a quienes no compitan en Copa del Mundo. Una competición que, sin embargo, no termina de enganchar ni a los especialistas que, a menudo, obvian la clasificación general.
De hecho, los otros dos grandes circuitos, el Superprestigio y el X2O, especialmente el primero, cuentan con un mayor atractivo tanto para los ciclistas como para el espectador. Circuitos que se centran en las carreras de toda la vida en Países Bajos y Bélgica, dirigidas a un público fiel y apasionado con esta disciplina que llena los circuitos a niveles como los de cualquier partido de fútbol del máximo nivel.
La UCI se ha encontrado con la piedra en sus planes de que las grandes estrellas han acabado debiéndose más a sus equipos de carretera que al barro. Ahora tanto Van der Poel, Van Aert como Pidcock han reducido al mínimo sus participaciones en ciclocross, acudiendo a las carreras por las que más caché reciban y que, muchas de ellas, no son de Copa del Mundo lo que, evidentemente, ha contrariado al máximo organismo del ciclismo.
Todo esto lleva a la reflexión de si la internacionalización del ciclismo más allá de sus raíces en Países Bajos y Bélgica es una buena idea o si habría que rediseñar el calendario para evitar extender tanto la temporada y que así resultara más atractivo a los ciclistas, especialmente a los de otras disciplinas.
Es difícil entender cómo el ciclocross no termina de calar fuera del Benelux. Se trata de una disciplina intensa, únicamente requiere una hora de atención al espectador, muy fácil de retransmitir para las televisiones al disputarse en un circuito relativamente corto y muy divertida de ver in situ con ciclistas constantemente pasando y la posibilidad de ver varios puntos. Pero la realidad es la que es y pese a que pruebas de Copa del Mundo cuentan con gran asistencia, fuera de ahí es un deporte totalmente minoritario ¿Cuántos sabéis cómo va la Copa de España?
Sin lugar a duda si la UCI quiere que el ciclocross despegue fuera de sus reductos tradicionales va a tener que probar otra cosa y, sobre todo, basar su plan en poner en valor el deporte en sí y no tener que depender de la presencia o no de grandes corredores. Comenzando por un calendario más racional que permita a los ciclistas multidisciplinares poder tomar parte en esta disciplina sin verse obligados a hipotecar sus objetivos principales.