"Solo hay una solución y todos sabemos cuál es": la UCI no se moja y el Israel–Premier Tech continúa
La Vuelta a España se enfrenta a uno de los episodios más delicados de su historia reciente. La etapa 11, con meta prevista en Bilbao, fue neutralizada a solo tres kilómetros de la línea de llegada por motivos de seguridad, tras una intensa protesta propalestina que tenía como objetivo principal la eliminiación del equipo Israel – Premier Tech de la.
El incidente ha evidenciado una brecha en la gobernanza del ciclismo: mientras la UCI insiste en su “neutralidad política”, el equipo israelí se mantiene firme en su intención de seguir compitiendo, y los organizadores de La Vuelta asumen en solitario el coste de gestionar una situación cada vez más tensa.
La UCI no se moja, el Israel–Premier Tech no se baja y La Vuelta carga con el problema
Banderas, gritos, pancartas y objetos lanzados a la calzada en los últimos 500 metros de etapa obligaron a la organización a activar un protocolo de seguridad improvisado. A través de Radio Vuelta se confirmó que no habría ganador de etapa, que los tiempos se tomarían a 3 km de meta y que se anularía la clasificación por puntos.
Los corredores fueron desviados antes de la meta oficial y el equipo Israel – Premier Tech, escoltado por la Policía, fue el primero en abandonar la zona de llegada junto al estadio de San Mamés. La escena dejó una imagen atípica en una gran vuelta: sin podio, sin celebración, con un pelotón desconcertado y una organización atrapada en un fuego cruzado.
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La Vuelta, en medio del conflicto
El director técnico de La Vuelta, Kiko García, no esquivó las preguntas tras el incidente. En declaraciones a varios medios, dejó clara su preocupación:
“Hemos tomado la mejor decisión posible. Hice un sondeo con los equipos y así lo sentí. Pero ahora necesitamos respirar un poco. Esto seguirá pasando si no se toman medidas”.
Aunque no pidió directamente la salida del equipo Israel – Premier Tech, sí dejó entrever cuál sería, desde su punto de vista, la única salida viable:
“Solo hay una solución y todos sabemos cuál es. Nosotros no podemos tomarla, pero si se prioriza la seguridad, entendemos que sería esa: que el propio equipo se dé cuenta de que su presencia no facilita la seguridad de todos los demás”.
García reconoció también que la situación había sido advertida con antelación a la UCI, sin que el organismo tomara ninguna decisión al respecto.
Israel – Premier Tech no se plantea abandonar
Pese al clima de tensión, el equipo Israel – Premier Tech emitió un comunicado reafirmando su voluntad de seguir en carrera:
“Retirarnos sentaría un precedente peligroso para todo el ciclismo. Respetamos el derecho a la protesta siempre que esta sea pacífica, pero los hechos de hoy comprometieron la seguridad del pelotón”.
El equipo agradeció la actuación de la organización y de la policía, y lamentó que los aficionados vascos se vieran privados del espectáculo final:
“El comportamiento de los manifestantes fue peligroso y contraproducente para su causa. Bilbao y el País Vasco merecían un final de etapa a la altura”.
En la etapa 12, que saldrá desde Laredo, el equipo tiene previsto tomar la salida, aunque ha reducido al mínimo cualquier referencia visual a “Israel”: el autobús solo muestra el nombre de “Premier Tech” y varios corredores evitaron pasar por zona mixta.
La UCI se mantiene en su discurso institucional
La Unión Ciclista Internacional emitió un comunicado genérico a última hora del día, en el que condenaba los hechos pero evitaba cualquier medida concreta. En él reafirmó su compromiso con la “neutralidad política” y recordó el papel del deporte como herramienta para “unir a las personas más allá de sus diferencias”.
“El ciclismo tiene la vocación de superar barreras y no debe utilizarse como herramienta de sanción. Expresamos todo nuestro apoyo y solidaridad a los equipos y corredores”, concluye el texto, sin aludir directamente al caso del equipo Israel – Premier Tech ni proponer ningún tipo de acción.
Este discurso es parecido al que ya oímos hace unos años cuando comenzó el conflicto entre Rusia y Ucrania, pero en aquella ocasión la UCI, por recomendación del COI, sí expulsó a los equipos rusos y bielorusos de cualquier competición.
El pelotón, entre el miedo y la impotencia
La jornada dejó también testimonios preocupantes desde dentro del pelotón. Joan Bou (Caja Rural) fue tajante:
“Hemos pasado miedo. Esto parece un motín, con vallas por los aires y banderas. Cada día va a más”.
Patxi Vila, director del Red Bull – BORA y amigo personal de Óscar Guerrero (director del equipo israelí), apuntó:
“La primera pasada por meta daba miedo. Ver a alguien como Óscar sufrir así es muy duro. Esto no es ciclismo”.
Sin duda Tom Pidcock fue el más crítico con lo sucedido ayer y opinó tanto de la decisión de la organización como de los manifestantes: "No estamos corriendo una puta marcha cicloturista, ¿verdad?"
Un conflicto que va más allá del ciclismo
La Vuelta continúa, al menos de momento, con todos los equipos en carrera. Pero la neutralización de la etapa 11 marca un punto de inflexión. La organización hace equilibrios para que la competición siga adelante. El equipo Israel – Premier Tech no quiere renunciar a su derecho a competir. Y la UCI, mientras tanto, mantiene su discurso de principios olímpicos sin ofrecer respuestas prácticas.
La pregunta ahora es si el ciclismo internacional está preparado para gestionar conflictos de esta magnitud o si, como ha sucedido en Bilbao, seguirá dejando la carga sobre quienes están en primera línea.