"Mi sillín se bajó por completo": el monumental enfado de Evenepoel en el Mundial

Remco Evenepoel soñaba con convertirse en doble campeón del mundo en Ruanda, pero un cúmulo de problemas mecánicos le privó de pelear en igualdad por el arcoíris en la prueba en línea. El belga, que llegaba con la moral por las nubes tras conquistar el oro en la contrarreloj, sufrió un percance cuando un bache provocó que su sillín se bajara de golpe, obligándole a forzar una postura extraña que le pasó factura muscularmente.

El enfado de Evenepoel con el sillín de su bici

Los enfados de Evenepoel en carrera ya son un clásico y esta vez fue en aumento al tener que cambiar de bicicleta hasta en dos ocasiones. El primero fue relativamente rápido, pero el segundo resultó desastroso con más de 40 segundos de espera frente a los aficionados a pie de carretera mientras aguardaba la llegada del coche del equipo. La frustración lo llevó incluso a golpear una botella de plástico, impotente ante la situación.

"Esto puede sonar extraño, pero debido a mi distinta posición en la bicicleta se me cargaron los isquiotibiales. No era capaz de ir a 400 vatios".

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La sustitución no solucionó sus problemas. “El sillín no estaba en la misma posición, sentía calambres y un dolor creciente en la espalda”, relató después el corredor, todavía incrédulo por cómo se había torcido todo. Su mecánico confirmó que las medidas eran correctas, insinuando que gran parte de la incomodidad pudo deberse a la tensión y la rabia acumulada: "Lo medimos tres veces más, y el sillín tenía la misma altura que en su otra bicicleta"

Cuando Tadej Poga?ar lanzó su ataque en Mont Kigali, Evenepoel ya arrastraba el desgaste de las incidencias. Pese a tener fuerzas para dejar atrás al resto de rivales en la persecución, nunca pudo recortar la diferencia con el esloveno, que rodó firme hasta la meta. Exhausto, el belga cruzó la línea en segunda posición y se derrumbó contra las vallas, entre lágrimas.

“Vine por el doblete y sentía que podía lograrlo, pero todo debe salir perfecto para ser campeón del mundo”, reconoció después. “El destino me dio otro resultado”.

El sabor agridulce del día no empaña lo conseguido en Kigali y es que Evenepoel se marcha con un nuevo maillot arcoíris en la contrarreloj, el tercero de su carrera, y la certeza de que sigue siendo uno de los grandes protagonistas del ciclismo moderno. Su próximo reto, el Campeonato de Europa y el Giro de Lombardía, le esperan para volver a intentar lo que se le escapó en Ruanda.