Portabicicletas de bola, algunas cosas que debes saber antes de hacerte con uno

El portabicicletas de bola es uno de los mejores sistemas para transportar bicis en el coche. Se trata de la solución más rápida para cargar las bicis, aunque quienes se decanten por ella deberán ajustarse a una normativa un tanto estricta. En este artículo te contamos varias cosas que hay que saber antes de comprar uno.

Los portabicicletas de bola: pros y contras de una de las soluciones más demandadas del mercado

La mayoría de ciclistas se han enfrentado alguna vez a la tesitura de cargar la bici en el coche. Muchos solucionan el problema metiendo la bici en el maletero, pero esto es inútil cuando este ya está ocupado o cuando la bici es más grande que el propio maletero.

La alternativa de llevarlas en la parte de atrás -momento en el que también se suelen abatir los asientos traseros- exige un cumplimiento severo de la norma para evitar los peligros asociados: falta de visión y dificultad de movimientos para el conductor o libertad de movimientos de la carga (lo que hará que en caso de accidente se vaya de manera incontrolable hacia delante).

A falta de espacio en el maletero, lo más recomendable es transportar las bicis en un portabicicletas. El mercado nos ofrece varias opciones, entre ellas, el portabicicletas de bola o de enganche.

El portabicicletas de bola tiene la ventaja de ser estable, seguro, ofrecer un sistema rápido para colocar las bicis y poder -en la mayoria de casos- abrir el maletero con las bicis montadas. Por otro lado, es conveniente desmontarlo cuando no se utilice.

El primer paso antes de comprarlo es asegurarse de poder instalarlo en nuestro coche y adquirir el modelo adecuado en cada caso. Existen tres tipos: fijos, desmontables y retráctiles. Las diferencias se aprecian sobre todo en el precio -los fijos suelen ser más baratos- y la estética.

 

Es fundamental conocer una regla básica: si el espacio que ocupa la bici es inferior al ancho total del vehículo (retrovisores incluidos), deberá llevar una señal V-20 situada en el extremo de la carga y perpendicular al eje del vehículo; si la bici ocupa el ancho total del vehículo, se deberán colocar dos señales V-20, transversalmente en cada extremo de la carga y de manera que formen una 'V' invertida.

La bici no se podrá transportar si sobresale del ancho máximo, ya que está prohibido que sobresalga laterlamente.

Por otro lado, si la matrícula o las luces traseras quedan tapadas, habrá que comprar una placa supletoria con matrícula y luces para el portabicicletas.

La norma sí permite que el portabicicletas sobresalga por la parte trasera hasta un 15% de la longitud del vehículo. La instalación debe quedar de manera que las bicis no se puedan caer, desplazar, arrastrar, producir polvo, ruidos u otras molestias, según informa la DGT.

Finalmente, si tras cargarla en el coche no vemos por el retrovisor interior, será necesario instalar un retrovisor exterior en el lado derecho.

A tener en cuenta también que las altas temperaturas de los gases del tubo de escape pueden dañar tanto las ruedas como las llantas -en especial si son de carbono- si el tubo de escape está demasiado cerca de ellas.

Más allá del engorro que puede suponer cumplir con la normativa, en la parte negativa de este sistema destaca su coste. Estamos ante el sistema más caro, ya que más allá de adquirir la bola también deberemos homologarla. Además, hay que sumar el propio portabicicletas, la señal V-20 y los demás gastos.

Sin embargo, en este tipo de casos, y siempre que el bolsillo nos lo permita, conviene valorar más la seguridad y la comodidad.