Tom Pidcock busca las cosquillas a Jonas Vingegaard en Pike Bidea

Afrontaba La Vuelta una atractiva etapa con salida y llegada en Bilbao, con un perfil casi idéntico al que inauguró el Tour de Francia en 2023, incluido el ascenso al muro de Pike Bidea de cara a meta. Una jornada que se prometía apasionante pero en la que las protestas en contra del genocidio israelí en Gaza que se vienen produciendo en las últimas etapas obligaron a finalizar esta a 3 km de la llegada quedando el vencedor de la misma desierto.

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157 kilómetros y 7 puertos y el quebrado terreno de la geografía vizcaína era el menú que para hoy tenía preparado la organización de La Vuelta. Etapa que arrancaba con un primer incidente con manifestantes deteniendo el desarrollo del tramo neutralizado aunque, a partir de ahí, volvía la normalidad con un bonito zafarrancho al encontrarse la primera subida, Laukiz, nada más darse el banderazo de salida.

Era Mads Pedersen quien lograba abrir un hueco, llevándose a rueda a Joel Nicolau que bastante tenía con aguantar la rueda del danés y, en el siguiente puerto, Sollube, cedía mientras que, desde atrás, tras diversos ataques, llegaban hasta él Marc Soler y Orluis Aular que, junto a Pedersen, conformarían la escapada del día.

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Apenas conseguirían abrir una renta de un minuto, con un Visma-Lease a Bike que mantenía la carretera totalmente bajo control mientras iban pasando los kilómetros hasta que, en la primera de las dos subidas al Vivero, volvían a producirse movimientos llegando el momento esperado por la afición local con el demarraje de Mikel Landa que alcanzaba al pequeño grupo que había logrado llegar hasta la cabeza en el puerto anterior, Morga, y se iba hacia delante en compañía de Santiago Buitrago.

Cruzaban por la línea de meta de la Gran Vía de Bilbao con el ambiente entre el público y las fuerzas de seguridad ya muy caldeado y, cuando el dueto de cabeza iba camino del segundo ascenso al Vivero, la espalda de Mikel Landa decía basta, un problema que le tiene lastrado desde el comienzo de La Vuelta como secuela de la grave rotura de vértebras que sufrió en el Giro de Italia.

Tampoco duraría mucho Buitrago en cabeza ya que Almeida comenzaría su ofensiva con varios cambios de ritmo que fueron respondidos sin mayor problema por Jonas Vingegaard y un Matteo Jorgenson excelso a la hora de proteger a su líder por lo que coronaban este penúltimo puerto del día sin mayores diferencias.

En el terreno llano de transición entre el final de la bajada y el arranque de Pike Bidea, las radios de los equipos recibían la noticia por parte de la organización: al no poderse garantizar la seguridad en la zona de meta se decidía tomar los tiempos a tres kilómetros de la conclusión y el vencedor de la etapa quedaría desierto.

Aun así, esto no apaciguaría las ansias competitivas de los favoritos. Arrancaba la subida UAE tratando de endurecer el ritmo pero Almeida parecía no tener las piernas suficientes mientras Visma-Lease a Bike contaba con tres hombres además de Vingegaard y, cuando todo apuntaba a una nueva exhibición del danés, aparecía con un demarraje seco y sostenido un Tom Pidcock que en las durísimas rampas de Pike Bidea encontraba el terreno predilecto para su menudo cuerpecito logrando incluso soltar de rueda a Vingegaard.

Lograba reponerse el danés y volver a alcanzar con cabeza la rueda del ciclista de Q36.5 y este volvía a atacar abriendo un hueco que, ahora sí, parecía definitivo. Sin embargo, apenas coronaba con 5 segundos de diferencia y tras la pancarta un falso llano en el que, de nuevo, Vingegaard logró llegar hasta la rueda del británico. Ambos se lanzaban a la bajada para concluir con unos 10 segundos de ventaja sobre un cuarteto con Almeida, Jorgenson, Hindley y Gall.