En 2021 no hubo ningún caso de dopaje en el WorldTour... ¿por qué?
En los últimos años, parece que la complicada relación entre ciclismo y doping se ha relajado. Después de una era (la que va de mediados de los 90 hasta más o menos 2010) marcada por los escándalos relacionados con la EPO, el deporte ha ido recomponiéndose. Sin embargo, vuelve a haber señales preocupantes. Y una de ellas es algo paradójica. En 2021 no hubo ningún caso de dopaje en los equipos WorldTour. Y eso podría no ser un buen síntoma, sino todo lo contrario. Así lo piensa, por lo menos, el Movimiento Por un Ciclismo Creíble (MPCC). ¿Por qué?
Menos controles y nuevas sustancias polémicas
Según revelaba el MPCC en su barómetro anual sobre doping en el deporte, exactamente 0 corredores del WorldTour (la máxima categoría profesional) dieron positivo o fueron sancionados por alguna otra irregularidad con el pasaporte biológico en los pasados 12 meses. Y solo hubo 4 casos entre los equipos ProTeam (la segunda división del ciclismo mundial), así como 3 entre los Continental (la tercera). El más sonado de ellos quizá sea el del italiano Matteo De Bonis, cuyo positivo por EPO dejó al equipo Vini Zabù fuera del Giro de Italia. Esto, en lo que a ruta masculina se refiere, pues habría que sumar 6 en femenino, 4 en pista, 1 en MTB y 2 con la etiqueta de 'otros'.
Un muy buen balance, se mire por donde se mire, que pondría al ciclismo como la quinta disciplina por número de casos, por detrás de la halterofilia (que lidera la clasificación), el atletismo, la hípica o el fútbol americano, y muy cerca del fútbol. De hecho, es la primera vez que no hay escándalos a nivel WorldTour desde que se creó esta categoría, en 2005. Aunque incluso podríamos retrotraernos hasta el año 1998, el del Caso Festina, cuando las autoridades empezaron a tomarse en serio el dopaje, pues los años siguientes dejaron un reguero de sanciones entre los ciclistas de más alto nivel.
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Por desgracia, hay razones para desconfiar de que esto se deba solamente a que el ciclismo es ahora más limpio que nunca. El MPCC (creado en 2007 por los equipos galos, y al que ahora están adheridas 36 escuadras masculinas, 11 femeninas y 5 federaciones) pide "poner en perspectiva la halagüeña realidad de estas cifras", y señala que, "sobre el terreno, algunos actores y managers no están contentos con estas noticias". También que "testimonios de varios corredores emblemáticos hablan de nuevo de un ciclismo de dos velocidades". Uno de ellos es nada menos que Romain Bardet.
El escalador francés de 31 años aseguraba hace poco en una entrevista con el portal Cycling News que, durante los últimos dos años, coincidiendo con el estallido de la pandemia, se han realizado muchos menos controles. "Han bajado dramáticamente con el covid-19, y hablo por experiencia", decía el ciclista de DSM. Y ponía un ejemplo, al parecer, muy conocido en el mundillo: el de las concentraciones en el Teide.
"He estado allí hasta tres o cuatro semanas sin controles, y había otros 25 corredores en las mismas circunstancias", subrayaba Bardet. No en vano, uno de los temores más frecuentes proviene de lo mal financiada que está la lucha contra el dopaje. Si los agentes no pueden gastarse unos miles de euros en viajar a Canarias, pero los equipos más potentes son capaces de invertir millones en nuevas técnicas... los tramposos podrían contar con una enorme ventaja económica.
La UCI, preocupada
Además, es posible que esos controles sean cada vez menos efectivos. Así lo cree la directora general de la UCI, Amina Lanaya, que en una entrevista reciente afirmó que estos "ya no son el instrumento principal de la lucha antidopaje", y desveló que la UCI se estaba planteando infiltrarse en el pelotón y usar informadores.
También el presidente del organismo internacional, David Lappartient, unos meses antes, había desvelado en una entrevista con DirectVelo que "hay rumores sobre nuevas técnicas" dopantes, y que algunos corredores "tienen la impresión de que hay hueco para ello, y se hacen preguntas". Quizás de ahí vinieran las investigaciones de la policía francesa a dos equipos durante los dos últimos Tours de Francia: el Arkea-Samsic de Nairo Quintana, en 2020, y el Bahrain Victorious de Mikel Landa, Pello Bilbao o Jack Haig en 2021.
Existan o no esas técnicas, algunos consideran que una combinación de microdosis de EPO (contra las que la Agencia Mundial Antidopaje ya está luchando), enmascaramiento de sustancias ilegales (cada vez más avanzado) y abuso de otras legales pero polémicas (como las bebidas de cetona o los corticoesteroides, prohibidos solo desde el pasado 1 de enero) tal vez esté permitiendo que los tramposos se salgan con la suya. Y, si estos ya han aprendido cómo burlar de manera efectiva al sistema, eso explicaría el llamativo 0 en positivos del año pasado.
¿Estamos por tanto en la antesala de un nuevo periodo oscuro en el que regresen los demonios del ciclismo o es esta de verdad la época más limpia que hemos vivido? Solo el tiempo lo dirá.