Alejandro Valverde a por su último milagro en Tokio

El ciclista murciano llega a Tokio con el objetivo de estar arriba y tener opciones de ganar una presea que cerraría una carrera profesional impresionante. Para ello, serán necesarios muchos factores. Pero ganas e ilusión, a los 41 años, no le faltan al Bala.

Alejandro Valverde, baza española en los JJOO de Tokio

Hablar de Alejandro Valverde es hablar de una leyenda viva del ciclismo. Obviamente, llevamos ya unos años en que el anuncio de retirada ha estado constantemente sobrevolando la figura de Valverde. Sin embargo, el Bala se ha superado a sí mismo y tocó techo con la madurez como principio en el Campeonato del Mundo de 2018. Sí, a los 38 años.

Ahora, se planta en Tokio con el objetivo de cerrar un palmarés enorme con la pretensión de tocar metal. Y si algo hemos aprendido de él, es que todo es posible y que la edad no supone ningún hándicap.

En una entrevista concedida a la propia Federación Española de Ciclismo, Valverde afirmaba que además está inspirado porque los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 pueden ser su última motivación. Son las palabras de una persona que lo ha conseguido casi casi todo en ciclismo.

Será su quinta participación en unas Olimpiadas y en esta ocasión, otra vez, parte como líder de una escuadra española que intentará remar a su favor.

El último milagro de Valverde

En 2008 estuvo muy cerca de conseguir su objetivo. Llegaba fuerte y el perfil acompañaba. Pero la carrera se dio como se dio y Valverde supo comprender que a Samuel Sánchez se le habían puesto muy bien las cosas. El murciano se convirtió en ese momento en gregario de lujo y Sánchez consiguió una medalla de oro que es también historia del ciclismo español.

Ahora, llega a Tokio con dos argumentos a favor: el recorrido y la experiencia. El recorrido es propicio para ciclistas de su perfil, aunque la humedad del país nipón juega en su contra. Si baja esa humedad, el calor y ese track pueden suponer que el combinado español esté en cabeza y que Valverde tenga opciones.

De momento, parece que Valverde continuará dando pedales una o incluso dos temporadas más. Pero en ese medio plazo, a él lo que más le motiva son estos Juegos Olímpicos de Tokio. Es por eso que se refiere a ellos como su última gran motivación, su último gran objetivo.

Para cumplir ese sueño olímpico, la carrera tendría que ser muy parecida a la de Innsbruck. Para conseguir aquel arcoíris, el recorrido fue idóneo, Valverde estuvo fuerte, el equipo español jugó sus bazas a la perfección y el Bala remató la faena con una llegada brutal al sprint. Obviamente, es difícil repetir circunstancias. Pero soñar es gratis. Gratis y necesario. Más aún cuando tienes 41 años.