Cómo saber si estas mejorando tu rendimiento
El rendimiento es un factor importante para muchos ciclistas, a pesar de que la falta de medios y factores externos como las condiciones meteorológicas a menudo complican realizar un análisis correcto. En este artículo os contamos cómo medir de forma efectiva y hacer un seguimiento del rendimiento sobre la bici.
Evaluar el rendimiento sobre los pedales: guía para un análisis con garantías
El ciclismo es ocio, salud y diversión, aunque para un buen número de personas la afición va un poco más allá. Medir el rendimiento -sensaciones aparte- es el deseo de muchos ciclistas, que anhelan disponer de datos con los que poder analizar el impacto en el rendimiento de un periodo en el que han tenido la bici aparcada más de lo que acostumbran o para conocer los resultados de un nuevo bloque de entrenamiento.
El deseo se ve frustrado en muchas ocasiones por no disponer de los medios adecuados para ello. Así que la pregunta sobrevuela el ambiente: ¿cómo se puede medir el rendimiento de forma fiable?
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Las carreras o marcar tiempo en una ruta habitual pueden confundir. Si bien son dos momentos en los que se cronometra el recorrido, desconocer el nivel del resto de participantes de la carrera o las condiciones climáticas en la ruta habitual pueden dar lugar a resultados inexactos que deriven en conclusiones erróneas.
Por eso, la manera de medir el rendimiento es cronometrar una subida. Antes de nada, cabe advertir que esto se debe hacer en plenas condiciones físicas; es decir, no se puede realizar si se padece una infección, virus o similar, así como enfermedades cardíacas y/o vasculares, hipertensión, respiratorias o similares. Ante la duda o aquellos que superen los 35 años, se debe consultar con un especialista.
Las subidas son el laboratorio perfecto para evaluar el rendimiento, ya que tienen unas condiciones que reducen la influencia de varios factores externos que afectan a la velocidad en otro tipo de tramos, como el viento o la densidad del aire.
La velocidad en los ascensos depende en gran medida de la propia pendiente, una variable que permanecerá inalterable al paso del tiempo. Ahora bien, hay que escoger aquella cuesta que se adapte mejor a lo que se necesita.
La subida debe ser larga -de al menos unos 10 minutos; 20 minutos sería mejor-, tener una pendiente de al menos un 5 % -aunque podría ser incluso preferible encontrar algo entre el 7 % y el 8 %- y que sea más o menos constante, ya que los tramos llanos o descensos lastrarán el análisis.
Además, lo ideal es encontrar una subida flanqueada por árboles, construcciones o por la propia montaña, de modo que se minimice todavía más el impacto de las condiciones meteorológicas.
Como es natural, la medición deberá arrancar y terminar siempre en el mismo punto, por lo que es importante coger referencias para evitar olvidos. Las recomendaciones siguen con abstenerse de realizar la medición en días especialmente ventosos, utilizar siempre la misma bici y poner un desarrollo adecuado para llegar al final en las mejores condiciones.
Es importante dejar entre dos y tes días de descanso -o rodaje suave o recuperación- antes de la prueba, en los que siempre se debe llevar a cabo una rutina similar. La prueba podrá hacerse cada mes y medio o dos meses.
Al establecer un primer tiempo, será sencillo saber si hay una mejora. Hay que señalar que los resultados están expuestos a otras derivadas incontrolables ligadas a las propias sensaciones del ciclista, por lo que las conclusiones no deberían extraerse comparando un solo dato, sino que sería más riguroso observar una tendencia general.
La potencia sostenida es la medida más racional a la hora de cuantificar el rendimiento; en concreto, la potencia media máxima que un ciclista produce durante un tiempo determinado. A pesar de las ventajas de este dato, añadir el peso corporal permitirá realizar una lectura aún más precisa.
La relación potencia-peso se expresa en W/kg y es un indicador clave para conocer el rendimiento de un ciclista.