La fórmula matemática para saber si se puede alcanzar una fuga

Carretera 21/10/23 08:40 Sergio P.

La calculadora de los equipos de los velocistas en las etapas llanas suelen funcionar con una precisión increíble, controlando la diferencia hasta sentenciar la fuga del día justo en el momento preciso, a unas decenas de kilómetros del final con tiempo suficiente para preparar la llegada pero no tan lejos como para que se puedan producir nuevos ataques de gente con la piernas frescas. Te explicamos como lo hacen.

El arte de dar caza a un fuga en el momento justo

Aunque, a menudo, las etapas llanas suelen resultar poco atractivas para el espectador menos expero por desarrollarse a menudo bajo un guion idéntico, en realidad esconden un meticuloso trabajo de equipo que tiene como único objetivo llevar al hombre rápido de cada escuadra hasta los 300 últimos metros en los que pueda hacer valer su tremenda explosividad y velocidad punta en un tremendo estallido de vatios.

El desarrollo de estas etapas suele seguir un patrón común: una primera hora de gran intensidad hasta que se forma la fuga, a veces ni eso ya que esta es consentida casi de salida, en la que habitualmente tratan de entrar ciclistas de los equipos menos potentes, buscando su dosis de protagonismo en la carrera que, de otra forma, sería inviable.

Cuando por fin se concede el beneplácito a la escapada del día, que suele coincidir con un masivo parón en el pelotón en el que muchos aprovechan par parar a hacer sus necesidades o bajar a los coches a avituallarse, la fuga suele adquirir rápidamente varios minutos.

Años atrás la ventaja que podían llegar a adquirir estas aventuras se convertían en auténticas minutadas que, en ocasiones, se escapaban del control de los favoritos y no sólo lograban arrebatar una oportunidad de victoria a los velocistas sino que incluso llegaban a complicar la clasificación general a los favoritos.

En la actualidad, en plena era de la información esto ya apenas sucede y los equipos cuentan con un control exacto del tempo de la carrera. Tras la consolidación de la fuga se produce una curiosa situación de tira y afloja en la que el pelotón sitúa la distancia exactamente donde desea. Es ahí donde, si los fugados aprietan el pelotón acelera el ritmo y si van más suave también lo hacen en el grupo. Es la parte de la etapa donde delante tratan de economizar esfuerzos.

La verdadera lucha suele comenzar a falta de unos 50 kilómetros para el final de la etapa. Allí comienza a funcionar la calculadora bajo la máxima de que hay que recortar 1 minuto por cada 10 kilómetros recorridos, ajustando claro está a las peculiaridades de la etapa como el viento, las ascensiones, etc. que son minuciosamente estudiadas en los prolegómenos mediante aplicaciones como el popular VeloViewer.

Es por ello que las fugas suelen resistir hasta que el pelotón exactamente lo desea, que suelen ser unos 10 o 15 kilómetros a meta. A veces la cosa se alarga algo más pero la tónica es esta. Sin embargo, no siempre funcionan los cálculos y, por ejemplo, en las terceras semanas de las carreras, en etapas a prior favorables, si se cuelan en la fuga hombres de calidad, unido a la fatiga acumulada por casi todos, es habitual que las escapadas acaben alcanzando su destino.

Algo que también suele ocurrir en jornadas duras con viento, lluvia, etc. que resta ánimos competitivos en el gran grupo que se limita a realizar el recorrido de la etapa mientras son los escapados los únicos que realmente compiten.

Una intrahistoria del pelotón que, a menudo, pasa completamente desapercibida para el aficionado ocasional y que implica una interesante lucha de fuerzas, de táctica y de dominio de los tiempos de la carrera.

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