Algunas cosas que los ciclistas aficionados deberían hacer al final de temporada
Cuando uno está tan focalizado en sus entrenamientos el final de temporada puede suponer una especie de vacío, unos meses en los que el ciclista se encuentra perdido sin saber cómo afrontar. Aquí te dejamos algunos consejos y sugerencias para que aproveches estos meses de la mejor forma posible.
La vida más allá de los entrenamientos
Los ciclistas que compiten, al menos medio en serio, son conscientes de la exigencia que supone el ciclismo si se quiere rendir con ciertas garantías. No sólo hay que ser tremendamente disciplinado a la hora de cumplir con los entrenamientos, normalmente con unos volúmenes de kilómetros semanales que, a menudo, obligan a hacer piruetas para encajarlos entre nuestros quehaceres y obligaciones diarias. También hay que ser tremendamente meticuloso, a veces hasta niveles casi obsesivos, con la báscula y la alimentación; con el descanso, etc. Es decir, prácticamente hay que vivir por y para la bici.
Aunque parezca mentira, con eso no sólo estamos describiendo a ciclistas profesionales o amateurs con aspiraciones a serlo, sino también a miles de aficionados a este deporte que buscan dar lo mejor de si mismos en las distintas categorías máster o, simplemente estar entre los que tardan menos en realizar las marchas cicloturistas más duras del calendario.
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Para todos ellos, la llegada del mes de octubre supone un punto y final a largos meses de privaciones. Sin embargo, muchos han llegado a un nivel tal de rutina que no son capaces de desenchufar y no entienden que bajar la actividad y hacer otras cosas es necesario para que el cuerpo pueda recuperarse de todos estos meses de exigencia y así poder alcanzar un punto un poco más alto en la temporada siguiente en vez de seguir acumulando fatiga y desgaste hasta alcanzar ese momento en el que nos estancamos en un determinado nivel.
Olvidarse unos días de la bici puede ser también una liberación psicológica tras tantos meses de exigencia. Ello no significa que nos dejemos y nos demos a la mala vida. Si somos adictos al deporte nos va a resultar complicado no hacer nada, pero conviene olvidarse de la bici. Bien podemos optar por otros deportes como salir a la montaña, un clásico invernal entre los ciclistas o cualquier otra cosa que nos atraiga y motive. Obviamente, a muchos sólo les gusta la bici. Pues bien, si queremos seguir saliendo, que sea sólo porque nos apetezca y en modo ruta.
Estas fechas también es el momento de socializar un poco más allá de nuestro círculo habitual que se suele ceñir a la grupeta. Aprovechar para quedar con amigos a los que tenemos descuidados y hacer otras cosas como salir por la noche, ir a un concierto o incluso permitirnos salir a comer o a cenar sin temor a esos remordimientos de que nuestro rendimiento se va a ver perjudicado. De hecho, ganar dos o tres kilos será hasta positivo en ese proceso de recuperación al que tenemos que someter al cuerpo en estas semanas.
El parón total tampoco se debería de alargar más de un par de semanas. A partir de ahí llegará el momento de ir planificando la próxima temporada. Si nosotros mismos nos autoentrenamos, habrá que buscar un hueco para ponernos delante de la mesa con el calendario del año que viene para empezar a marcar las fechas importantes para nosotros, donde queremos rendir a tope y, a partir de ahí, ir retrocediendo para ir estableciendo la periodización adecuada con el objetivo de cada mesociclo y microciclo.
Sin embargo, también puede ser el momento ideal para que demos un paso más en nuestros entrenamientos y busquemos quien nos entrene algo que, si no lo habéis probado, merece totalmente la pena ya que nos evita una complicación al no tener que pensar constantemente en qué tenemos que hacer la semana siguiente.
Tras esto tocará ponerse en modo pretemporada, pensando en como mejorar esas cosas a las que no hemos prestado atención otros años, cosas como potenciar el trabajo de fuerza en el gimnasio de forma que podamos ser más eficiente sobre la bici a la vez de reducir el riesgo de molestias y lesiones cuando nos exijamos al límite.
Estos meses también son ideales si queremos actualizar nuestro material. Ahora que la exigencia es mínima podremos estrenar bici nueva sin temor a que esa fase de adaptación pueda afectar a los entrenamientos. Lo mismo se puede extrapolar a unas nuevas zapatillas, cambio de calas o cualquier otro componente o accesorio que queramos cambiar. Ni que decir que también es un buen momento para pasar por el biomecánico, aunque no cambiemos de bici para realizarnos un estudio que nos asegure que vamos perfectamente posicionados sobre nuestra máquina e, incluso, tratar de ganar más eficiencia en nuestra pedalada.
Sin embargo, esto no son más que recetas generales y no es raro encontrar ciclistas que no paran en absoluto y son capaces de mantener su rendimiento. La bici es su pasión, sus amigos son de la bici, sus vacaciones son sobre la bici… ciclistas que no dudan en enlazar la temporada de carretera o mountain bike con la que ya comienza a arrancar de ciclocross para, una vez terminada esta, volver a su bici principal. En todo caso, son excepciones a la regla y, a la mayoría de los mortales, el cuerpo le pide desconectar, aunque sólo sea a nivel mental.