Culotte vs ropa interior: guía definitiva para no arruinar tus salidas
Pocas preguntas se repiten tanto entre ciclistas como esta: ¿hay que usar ropa interior debajo del culotte?, A pesar de que la respuesta lleva años siendo la misma, todavía hay dudas, mitos y costumbres que se resisten a desaparecer. El culotte no es una prenda cualquiera: es una capa técnica diseñada para ir directamente sobre la piel, y hacerlo bien puede marcar la diferencia entre una jornada cómoda y una plagada de molestias y efectos secundarios.
Por qué no se lleva ropa interior con el culotte
Llevar ropa interior debajo del culotte es uno de los errores más comunes entre quienes se inician en el ciclismo. El motivo es sencillo: el culotte está pensado para funcionar como una segunda piel, con tejidos que regulan la humedad, minimizan las costuras y mantienen la badana en su lugar. Añadir una capa intermedia rompe ese equilibrio.

Cuando se introduce ropa interior, las costuras y los pliegues generan rozaduras, la humedad se acumula en exceso y el calor se concentra. En poco tiempo pueden aparecer irritaciones, granitos o incluso pequeñas infecciones cutáneas. Además, la badana —el acolchado interno— pierde su ajuste natural, se mueve con cada pedalada y deja de proteger donde debe. Por eso, la norma general es clara: culotte siempre sin ropa interior.
Casos especiales en los que hay matices
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Aunque la regla es firme, existen algunas situaciones concretas en las que se puede valorar una alternativa más específica. Por ejemplo, en el ciclismo urbano o gravel, donde algunos ciclistas prefieren llevar un pantalón corto encima, se usan los llamados liners: culottes interiores ultraligeros con una badana fina diseñados para ir bajo un short. No es ropa interior al uso, sino una prenda técnica adaptada a ese tipo de uso.
En el caso de las mujeres durante el ciclo menstrual, algunas optan por braguitas menstruales deportivas o compresas diseñadas para la práctica deportiva, con tejidos finos y sin costuras gruesas que interfieran con el culotte. Otras recurren a copa menstrual o tampones por comodidad e higiene en rutas largas. La clave es que cualquier prenda que se use bajo el culotte sea fina, técnica y sin bordes que generen fricción.

Por último, quienes tienen la piel muy sensible o tendencia a las rozaduras pueden probar ropa interior deportiva específica, confeccionada con materiales hidrófobos y sin costuras, aunque sigue siendo más recomendable ajustar talla, tipo de badana y crema antifricción antes de recurrir a esa opción.
Claves para que todo funcione
No todos los culottes son iguales. La diferencia entre una prenda básica y una de gama alta no está solo en el precio, sino en la calidad de sus materiales y el diseño del patronaje. Aquí te dejamos una buena guía para saber qué tienes que tener en cuenta al elegir uno.
Crema antifricción: cuándo usarla
La crema antifricción, o chamois cream, no es imprescindible, pero puede marcar la diferencia en jornadas largas o climas muy calurosos. Ayuda a reducir la fricción, previene irritaciones y mejora la sensación de frescor. Aplícala en capa fina sobre la piel o directamente en la badana, pero evita el exceso: demasiada cantidad puede generar humedad. Si notas granitos o irritación, revisa primero el lavado del culotte y la higiene antes de recurrir a más crema.
Errores frecuentes y cómo evitarlos
Hay hábitos que conviene desterrar si quieres mantener tu comodidad y la vida útil del culotte. Uno de ellos es lavarlo mal. Evita suavizantes, lejía y agua caliente. Estos productos deterioran el tejido, eliminan propiedades antibacterianas y hacen que la badana pierda firmeza. Lávalo del revés, con jabón neutro y agua fría, y deja que se seque al aire, sin secadora. Aqui te dejamos un articulo específico de como lavar tu ropa ciclista.
Otro error es usar el mismo culotte varios días seguidos. La humedad y las bacterias se acumulan, provocando mal olor y posibles infecciones. Lo ideal es lavarlo tras cada uso, sobre todo en verano. Y por supuesto, nada de reutilizar sin secar completamente: la badana húmeda es terreno fértil para las rozaduras.

Solución a los problemas más comunes
Las rozaduras en la ingle o los muslos suelen deberse a una talla incorrecta o a una banda de pierna que aprieta demasiado. Si el problema persiste, revisa la altura del sillín: un sillín alto provoca más movimiento pélvico y, con él, más fricción. Los granitos o foliculitis aparecen por falta de ventilación o higiene: alterna culottes, usa jabones suaves y asegúrate de que seque por completo antes de volver a usarlo.
Si notas adormecimiento en la zona perineal, no culpes solo al culotte. La causa más común está en un sillín inadecuado o una mala posición. Ajusta la inclinación para evitar que la punta quede demasiado levantada y revisa el ancho del sillín. Y si el calor es excesivo, elige modelos con paneles microperforados o tejidos más transpirables.
Nuestro consejo definitivo: menos capas, más confort
La comodidad sobre la bici depende tanto del entrenamiento como de la ropa que usas. El culotte funciona mejor cuando lo dejas hacer su trabajo: sin ropa interior, con la talla correcta y con una badana de calidad. Si cuidas el lavado, evitas el abuso de crema antifricción y vigilas el estado de la prenda, desaparecerán la mayoría de las molestias que muchos ciclistas consideran inevitables.
En resumen: culotte limpio, piel limpia y sin capas de más. Así de simple. Porque cuando la ropa deja de ser un problema, solo queda disfrutar de cada pedalada.