Cómo calcular la altura del sillín correcta
Ajustar la altura del sillín de tu bicicleta de forma manera correcta es un parámetro que trae de cabeza a muchos y que influye de forma esencial a la hora de lograr una buena pedalada.
Calcula la altura del sillín perfecta paso a paso
No hace falta ser demasiado observador para, cualquier mañana pedaleando por nuestras carreteras habituales, fijarse en que no son pocos los ciclistas que pedalean con una altura inadecuada de sillín. En la mayor parte de los casos se suele llevar bajo, aunque también los hay que pecan por exceso.
Llevar un ajuste incorrecto de la posición del sillín conlleva, en el mejor de los casos, que no estemos aprovechando totalmente la fuerza que generan nuestras piernas, llegando incluso, en casos a poder ser el origen de distintas molestias e incluso lesiones.
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Os vamos a explicar como lograr una aproximación razonable a la posición del sillín correcta para vosotros. Sin embargo, esta forma de ajuste se basa en una mera estadística y no tiene en cuenta las características personales de cada ciclista.
Un ajuste perfecto únicamente se logra mediante un estudio biomecánico que, de forma dinámica, analiza nuestra pedalada a la vez que cuantifica los rangos y ángulos en los que las articulaciones de tobillo, rodilla y cadera se mueven en cada giro de las bielas. Si no tenemos acceso a un estudio de este tipo, siempre podemos recurrir a aplicaciones específicas desarrolladas para realizar estos cálculos desde tu propio móvil.
1. Medir la longitud de entrepierna
El método tradicional de ajustar de la altura del sillín se basa en una estadística que relaciona la longitud de pierna del ciclista con la altura del sillín. Como toda estadística, se adapta de forma razonable a los individuos que se encuentran en la media pero falla con aquellos que se escapan de ella, en este caso, aquellos ciclistas de piernas especialmente largas o cortas en relación a su estatura.
El primer paso consiste en obtener la medida de la pierna para lo cual, nos colocaremos con la espalda pegada a la pared y las piernas separadas con el ancho de caderas. Situaremos un libro entre las piernas, presionando ligeramente hacia arriba y, por último, mediremos la distancia entre la parte superior y el suelo, teniendo cuidado de hacerlo de forma vertical para no falsear la medición.
2. Calcular altura del sillín
El dato obtenido, lo multiplicaremos por 0,883 lo que nos dará la altura de sillín que debemos trasladar a nuestra bici.
Como os explicábamos antes, esta relación se basa en el estudio estadístico de cientos de ciclistas. Sin embargo, aunque no se ajuste exactamente a nuestras características si resulta un buen punto de partida para lograr la colocación correcta.
3. Medir la altura de sillín en la bici
Este es uno de los puntos que parece más sencillo de lo que en realidad es. No basta con coger la cinta métrica y medir la distancia entre el centro del eje del pedalier y el sillín. Hay dos factores que se suelen pasar por alto y que influyen en la medida que trasladamos a la bici.
En primer lugar, colocar uno de los extremos de la cinta exactamente en el centro del eje de pedalier, algo que no es tan fácil con algunos modelos de bielas que tienen un gran hueco en esta zona por lo que, en algún caso, es posible que sea necesario recurrir a una pequeña plantilla de cartón sobre la que marcar la posición central de forma exacta.
La otra fuente de error en la medición es el punto del sillín donde tomamos la medida ya que, tomar como referencia un punto más adelantado o retrasado puede hacer variar la medición de forma importante.
Suele haber un consenso más o menos generalizado en utilizar la parte media del sillín como referencia, por lo que, en primer lugar mediremos la longitud del sillín y marcaremos el punto, se puede utilizar un poco de cinta adhesiva para hacerlo, que será el que usemos de referencia para tomar la medida desde el centro del pedalier.
4. Ajustar la altura del sillín
Aflojaremos los tornillos de sujeción de la tija y la moveremos un poco para soltarla de su posición. En modelos en los que la fijación se realiza con una cuña integrada en el cuadro es posible que sea más complicado liberar la tija teniendo que ayudarnos con un martillo de goma con el que golpearemos suavemente, hacia arriba, el sillín.
Podemos aprovechar que hemos liberado la tija para retirarla y limpiarla junto a su alojamiento. En este caso, hay que tener precaución para que la cuña de fijación no caiga al interior del cuadro y, en caso de utilizar grupo electrónico con la batería allí colocada, retirar con cuidado el cable.
Tras limpiar el conjunto, aplicaremos un poco de pasta antifricción y la devolveremos al cuadro, ya en la posición que hayamos calculado.
Finalmente, apretaremos el tornillo de fijación utilizando una llave dinamométrica que regularemos al par indicado por el fabricante, habitualmente 5 Nm, aunque puede variar.
5. Ajuste fino de la altura de sillín
Como os indicábamos al comienzo, esta medida que hemos obtenido no es más que un punto de ajuste inicial. El siguiente paso es adaptar esa altura a nuestras características contretas.
El primer paso es comprobar que el retraso del sillín sea correcto. Tradicionalmente se ha hecho comprobando que la rodilla, en la posición más adelantada, es decir, con las bielas horizontales, se encuentre en la vertical del eje del pedal. Para ello se tira una plomada desde el punto de giro de la rodilla para comprobar lo que se desplaza respecto al pedal.
Sin embargo, detectar el punto de giro de la rodilla no es fácil por lo que, una buena aproximación consiste en dejar caer la plomada desde la rótula de forma que esta caiga por delante del eje.
Aflojaremos los tornillos de sujeción en la cabeza de la tija del sillín para desplazarlo a la posición adecuada, volviendo a fijarlos. En este punto, es importante comprobar que el sillín cuenta con la inclinación correcta, para lo que utilizaremos un nivel de burbuja. Lo ideal en este caso es que se encuentre totalmente horizontal o con la punta ligeramente inclinada hacia abajo, lo que sirve para liberar la presión sobre la zona de la entrepierna.
Finalmente, llegamos a la parte empírica del proceso en la que tendremos que pedalear en la bici para comprobar el ajuste. Evidentemente, utilizaremos un culote y las zapatillas que habitualmente empleemos.
No sirve con hacer 100 metros sobre la bici, rodaremos un par de kilómetros por una zona llana donde podamos pedalear de forma uniforme y nos fijaremos en varios aspectos. El primero de ellos, la flexión arriba y abajo que realiza el tobillo. Lo ideal es que el talón se mantenga ligeramente elevado respecto al punto de unión de la zapatilla con el pedal, bajando ligeramente cuando apretamos los pedales pero sin que caiga por debajo de la horizontal. En la parte de recuperación de la pedalada el talón se elevará ligeramente.
Si pedaleamos con el talón excesivamente elevado puede ser un signo de que la altura del sillín es demasiado elevada mientras que, si el talón cae por debajo de la horizontal, lo más habitual es que vayamos demasiado bajos.
A la vez que en el talón, es importante fijarse en el ángulo de nuestras rodillas. Debemos estirar la pierna pero manteniendo una ligera flexión en la parte más baja de la pedalada. Evidentemente este parámetro es difícil de cuantificar por lo que tendremos que valorarlo de forma conjunta al movimiento que realice el tobillo. Lo que sí no podemos dejar pasar es en el caso de que la rodilla se extienda completamente, indicativo de altura de sillín excesiva que ha de ser corregido bajando ligeramente el sillín.
Otras sensaciones que tenemos que tener en cuenta a la hora de hacer el ajuste final del sillín es nuestra colocación con el mismo durante la pedalada. Si nos sentamos por detrás del punto óptimo de apoyo del sillín deberíamos retrasarlo un poco, al igual que si tendemos a sentarnos hacia la punta. Al modificar el retraso del sillín, hay que tener en cuenta que si lo adelantamos tendremos que subirlo también ligeramente para que quede a la altura correcta y al contrario, bajarlo.
Si la posición es adecuada, nuestros isquiones apoyarán de forma estable sobre la parte trasera del sillín, la presión que percibamos en la entrepierna será mínima y en ningún caso ha de provocar adormecimientos.
En cualquier caso, cualquier modificación que hagamos en esta fase de ajuste fino, tanto de altura del sillín como de retraso, será muy pequeña, apenas unos milímetros, para ir probando hasta dar con el punto óptimo. Es un proceso laborioso en el que debemos tener paciencia.
Con este proceso, podemos ajustar la altura del sillín hasta muy cerca del ideal para nuestras características aunque, como os comentábamos al comienzo, en ningún caso puede sustituir el ojo experto de un biomecánico y las mediciones realizadas mediante los modernos sistemas de captación de movimiento.