Qué tomó Pogacar para los calambres en Roubaix
Pocas cosas hay tan incapacitantes sobre la bici como los calambres que aparecen especialmente durante jornadas maratonianas y días de calor. Pero ahora hay un eficaz remedio para hacerlos desaparecer cuando amenazan con bloquearnos las piernas, un producto usado no sólo por los profesionales sino también por equipos de fútbol de primera división: jugo de pepinillos.
La fórmula mágica para poner freno a los calambres
Casi cualquier ciclista los ha sufrido en algún momento, en especial en esas durísimas marchas que pueblan el calendario y que, en ocasiones, nos exigen exprimir al máximo nuestras capacidades.
Lo peor de todo es que, cuando aparecen los calambres normalmente es de forma súbita con lo que el músculo se queda contraído y no tenemos más remedio que parar a estirar hasta que se puede volver a recuperar la movildad, aunque ya de forma limitada. Algo que puede dar al traste con nuestras aspiraciones en algunas de estas pruebas.
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Precisamente eso es lo que le estuvo a punto de suceder a Tadej Pogacar en la pasada París-Roubaix después de hacer un gran esfuerzo para contrarrestar un potente ataque de Mathieu van der Poel. El campeón del mundo se mostró muy impaciente llamando al equipo y a los pocos segundos su coche de equipo se acercaba a él y le entregaba un recipiente con un líquido que bebía inmediatamente de un sorbo. Minutos después, Pogacar parecía completamente recuperado y se permitió lanzar un ataque a ritmo con el que soltó a Jasper Philipsen y solo Van der Poel pudo seguir a su rueda.
El líquido en cuestión parecía ser un bote de No-Cramp. Algo que es practicamente idéntico al líquido en el que se conservan los pepinillos en vinagre y que la marca No-Cramp comercializa como remedio para los calambres. Según los estudios de la marca resulta efectivo contra este problema gracias a evitar el impulso reflejo que supuestamente provoca la contracción involuntaria del músculo al enviar el sabor agrio una señal al cerebro que hace desaparecer los calambres.
Un remedio elaborado a base de vinagre de manzana que además incluye sales que ayudan a recuperar el equilibro de electrolitos a los que habitualmente se asocian la aparición de calambres como sodio, potasio o zinc, además de vitamina C y E y al que recurren incluso equipos de fútbol de primera división.