Por qué tiene ese enorme agujero la nueva Trek Madone
Presentada a finales de junio, la nueva generación de Trek Madone no ha dejado indiferente a nadie debido a su atrevido diseño en el que destaca la eliminación del sistema de absorción IsoSpeed para sustituirlo por el IsoFlow con el que se busca mejorar aún más la aerodinámica de la bici más rápida de Trek.
La nueva solución aerodinámica de Trek para su Madone que tanto llama la atención
Desde sus primeras apariciones en competición, durante la disputa del Critérium du Dauphiné y posterior presentación antes del Tour de Francia, la última representante de la bici más carismática de Trek no ha pasado desapercibida por su novedoso diseño en el que la marca ha creado un tubo de sillín que se divide en dos mitades, formando una especie de rombo sobre el que continúa el tubo de sillín suspendido en el aire.
Incluso algún ciclista como Mads Pedersen llegó a encontrarle un uso alternativo a este diseño como nos mostró durante la presentación de equipos previa al inicio del Tour de Francia.
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Varias son las razones que han llevado a Trek más allá del siempre importante factor estético y que ha logrado desde el principio su objetivo: que se hable de esta nueva Trek Madone.
En primero lugar la aerodinámica, elemento esencial en el concepto que desde hace años aplica la Trek Madone como bici rápida frente a su compañera de catálogo Émonda, destinada a ser lo más eficiente posible en las ascensiones.
En las simulaciones mediante software CFD previas a la creación de este modelo, Trek ha incluido como novedad los cálculos relacionados con la interacción que produce el ciclista en el flujo de aire que discurre sobre la bici. En especial, con la zona de baja presión que se crea tras el sillín y que es una importante fuente de resistencia aerodinámica.
Con este diseño de tubo dividido Trek lo que pretende es que el flujo de aire que llega hasta el tubo del sillín no se divida y separe como ocurre en un diseño convencional sino que, por el contrario, se concentre en la zona central para llenar de forma eficiente esa zona de baja presión y así reducir el arrastre generado por la misma.
Una solucción innovadora que se suma a las otras mejoras aerodinámicas que incluye la bici como su manillar estrecho en la zona de las manetas que se abre hacia la curva para no perder manejabilidad, o las nuevas dimensiones de los perfiles de los tubos adaptadas a la mayor permisividad que conceden las normas UCI tras su última revisión.
Otro aspecto que la marca consideraba importante en el desarrollo de esta nueva Madone era aligerar el conjunto respecto a la anterior versión que había engordado en exceso para los estándares de las bicis de competición.
Fuente de ese aumento de peso era el sistema de absorción IsoSpeed, que aislaba el tubo del sillín del resto del cuadro y aprovechaba la flexión del carbono para filtrar las irregularidades. En esta última versión de la Trek Madone se ha decidido prescindir del sistema IsoSpeed, sustituyéndolo por el mencionado IsoFlow que aún mantiene una cierta capacidad de flexión al dejar el extremo del tubo del sillín flotando sobre el hueco creado.
En cualquier caso, en las bicis actuales, capaces de albergar cubiertas de gran balón y con la generalización del uso de neumáticos de 25 e incluso 28 mm, la tarea de filtrar los impactos ha ido pasando de la estructura del cuadro a dejarse en manos de las gomas lo que, por otra parte, permite a los ingenieros centrarse en lograr una bici más rígida y efectiva.
Prescindir del sistema IsoSpeed y la evolución en la calidad de las fibras de carbono y en los métodos de fabricación ha permitido a Trek ahorrar la nada desdeñable cifra de 150 gramos.
Una bici con la que Trek ha conseguido demostrar que un diseño atrevido y unas prestaciones óptimas no tienen por qué estar reñidos sino que, como ocurre con esta nueva Madone, resulta en una bici que no deja indiferente a nadie y que mejora las capacidades de su antecesora.