De la victoria de Roglic al jaleo del Team Movistar

Es difícil analizar lo que ocurrió en la última batalla de la Vuelta a España sin que esto se convierta en un editorial. Pero vamos a intentar ser neutrales, asépticos, y analizar detenidamente los últimos 5 kilómetros de la etapa que iba a decidir esta Vuelta a España 2020. Al final, el rojo será para Roglic en Madrid. Pero la imagen de portada es hoy la imagen del debate.

Roglic reedita su victoria en la Vuelta

Antes de enharinarnos con el papel de Movistar en esta Vuelta, al César lo que es del César. Primoz Roglic cierra una temporada espectacular con una victoria más que merecida en la Vuelta a España 2020. Ha sido el mejor, quizá no el más puntero en la fase final, pero en una carrera por etapas, quien gana es el que mejor corre, con estrategia, equipo y piernas de por medio. Así funciona este deporte.

El esloveno cierra un año majestuoso que pudo ser mítico. Hizo sexto en el Campeonato del Mundo, se llevó la Lieja-Bastogne-Lieja y acaba de ganar la Vuelta. Eso sí, perdió la más grande en el momento más importante: se le escapó el Tour de Francia 2020 en favor de su compatriota Pogacar y en la última crono.

Y algunos de aquellos fantasmas seguro que le rondaron hoy en La Covatilla. Porque con menos de un minuto se plantaba algo agotado en los últimos 5 kilómetros, mientras Carapaz iba suelto, ligero, y con opciones de quebrar la carrera. Lo que pasó después, ya saben, les sorprenderá.

Roglic, Carapaz y el jaleo en el Team Movistar

Porque lo que ocurrió en la parte alta de La Covatilla forma parte ya de las imágenes más extrañas de La Vuelta. En esa fase desnuda, sin bosque, con frío, con viento de semicostado y con las piernas duras, todo estaba por dirimir. Y esto es lo que vimos, analizado de la forma más aséptica posible.

Los dos favoritos iban juntos. Por delante, tres escapados, que llegarían escapados también, así que sin opciones de bonificaciones. Toda la pelea, cuerpo a cuerpo. Roglic y Carapaz se iban a batir el cobre y ninguno de los dos tenía escudero.

Bueno, lo de Team Ineos es tema aparte. Han tirado un año con un planteamiento que ha fracasado. En el Tour, con los más fuertes amparando a un Egan Bernal fuera de forma. En La Vuelta, con un equipo flojísimo desprotegiendo a un Carapaz muy fuerte.

Roglic, por su parte, sí ha tenido con quién rodearse tanto en Tour como en la Vuelta, pero llegaba al momento clave más solo que la una.

En esos 4 últimos kilómetros, Richard Carapaz intentó un par de ataques. A la segunda, abrió hueco y vio que Roglic no podía seguirle. Era su oportunidad. Olió la sangre, metió plato grande, y apretó los dientes. Un ahora o nunca y lo sabía. Roglic, en primera instancia, tiraba de un grupo con algún corredor más, pero que se fue desnudando dejando solamente a Marc Soler y a Enric Mas a su rueda.

Era el momento de demostrar quién estaba más fuerte, un cara a cara sin intermediarios. O eso parecía. Porque cuando Carapaz le metía ya más de 20 segundos, y a kilómetro y medio para meta, de repente los dos Movistar empezaron a tirar de Roglic. Le hicieron de gregarios, de escudo frente al viento, y le marcaron el ritmo.

Sí, la indignación en redes ha sido notable durante las últimas horas. Hay argumentos a los que agarrarse.

El pretexto de Movistar fue decir que la intentona consistía en hacer que Enric Mas acabase cuarto en la general en vez de quinto. Hay que decir que es un argumento pobre: tenía que quitarle más de dos minutos a Dan Martin en un kilómetro y medio durísimo. Es imposible, completamente imposible, y por eso es un argumento muy pobre. Pobre, porque además de un cuarto a un quinto no supone tal magnitud como para alterar le pelea final de los dos gallos. Pero, sin pruebas, es un argumento respetable.

En ciclismo, estas imágenes son más comunes de lo que pareció ayer. Es costumbre ver tirar del pelotón a un equipo que no se juega nada pero que parece tener un pacto con el del líder que, a veces, se puede ver algo solo. Pero ahí hay pretexto: tiramos de todos, no del líder.

Pero lo de ayer no se puede ocultar en el ritmo de un pelotón. Fue extraño de todas todas, y por eso la afición estuvo con la mosca detrás de la oreja. Perico Delgado, en pleno directo, declaró que “no entiendo nada de lo que está ocurriendo”, y toda la tarde, las redes sociales ardieron con el tema. Hasta tal punto, que algunas personas importantes se significaron. Fue el caso de Iván Gutiérrez, el más contundente en sus declaraciones. El exciclista de Movistar fue muy duro: “Hace 9 años en la primera presentación de mi equipo Movistar, sólo nos pidieron honrar la marca. Hoy mi equipo no lo ha cumplido. Guste o no guste”.

Nuestra conclusión es que, como decíamos, ha ganado el mejor. Roglic ha ganado 4 etapas, más de 30 segundos en bonificaciones (que son los que al final le van a dar la victoria) y lo más probable es que hubiese ganado igual, sin la ayuda del Movistar, aunque hubiese sido con algunos segundos menos.

Pero la salida de Carapaz de Movistar el año pasado, después de haber ganado el Giro, fue de todo menos amigable. El ecuatoriano tuvo una caída días antes de la Vuelta en una prueba que corría por su cuenta, sin informar a Movistar. No corrió aquella Vuelta. Pero semanas antes, las tiranteces entre Movistar y Giuseppe Acquadro, su representante, eran manifiestas. Carapaz firmó por Ineos y no quiso escuchar a Movistar. Movistar lo tachó de desleal y los representados por Acquadro (Carapaz, Nairo y Amador) salieron del equipo. Todo se cuenta en el documental "El día menos pensado".

Todas esas son las campanas que sonaron ayer en la mente del espectador. En frío, seguro que casi todos coinciden en que Roglic merece esta Vuelta y en que no la hubiera perdido. En caliente, ni el más buenista comprendió que Soler y Mas tiraran de Roglic. Cada cual que saque sus propias conclusiones.