¿Tiene sentido el manillar integrado en mountain bike?
El manillar integrado es cada vez más habitual en modelos MTB de gamas medias y altas. El atractivo estético y que corredores de la talla de Nino Schurter lo usen han incrementado la demanda de esta solución entre los aficionados. Pero conocer cuáles son sus beneficios e inconvenientes nos ayudarán a entender si es una buena elección para nosotros.
El manillar integrado en MTB se abre hueco, pero ¿vale realmente la pena?
El manillar integrado en MTB lleva tiempo protagonizando acalorados debates entre los aficionados. Los defensores de este sistema han aumentado con los años, a pesar de que todavía hay quien mantiene el escepticismo y se decanta por el conjunto de manillar y potencia tradicional. Las marcas, conscientes de que cada vez hay más ciclistas que se inclinan por modelos que fusionan manillar y potencia, a menudo se suman a la ola y presentan este tipo de soluciones en bicis de gama media y alta.
Nino Schurter, flamante ganador de la general de la Copa del Mundo XCO por novena vez, lleva usando manillar integrado desde hace cinco años. La lógica nos induce a pensar que si a una leyenda del XCO le va bien este tipo de manillar, también será un recurso válido para el resto de ciclistas.
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Sin embargo, la respuesta es menos intuitiva de lo que podría parecer; por ejemplo, el propio Schurter utilizan un manillar Fraser SL WC, que destaca por una inclinación de 40 grados negativos, una salvajada para la mayoría de quienes pedaleamos.
De ahí que sea importante analizar con detenimiento la conveniencia de un manillar integrado, más allá de confiar ciegamente en el criterio de unos cuantos superdotados de la bici.
El primer punto a favor de los manillares integrados es la estética que, aunque es algo meramente subjetivo, la mayoría lo verá más bonito que un manillar tradicional. Para algunos es un factor determinante por sí mismo, ya que dota a la bici de un aspecto más deportivo, simple y exclusivo.
En cuanto al rendimiento, algunas ventajas que sí se observan en carretera pierden fuerza cuando las trasladamos al MTB, mientras que otras también se sostienen en la montaña.
Los manillares integrados son más aerodiámicos. La ventaja aerodinámica, como es normal, será mayor cuanto mayor sea la velocidad.
El beneficio aerodinámico es visible en carretera, donde los ciclistas profesionales rodan a menudo velocidades cercanas a los 50 km/h; en carreras de mountain bike, en las que se suele rodar a una media de 23-24 km/h, esta ventaja no es tan grande. Fuera de la élite ciclista, las velocidades medias son más modestas, así que este beneficio todavía queda más diluido.
Sin embargo, son mejores en otros aspectos del rendimiento. Los manillares integrados absorben mejor las vibraciones y son más rígidos que los tradicionales de carbono, y bastante más que los tradicionales de aluminio.
El manillar integrado suele ser opcional, aunque no siempre es así. En algunos casos se trata de una decisión forzada por el enrutamiento del cableado interno, en muchos casos específicos para cada modelo.
El peso no podía faltar en esta comparativa. El manillar integrado es más ligero que el tradicional. La integración ahorra algunas piezas -tornillos y roscas-, que se traducen en un menor peso. Esta máxima se cumple en la mayoría de ocasiones, aunque como en todo hay excepciones y también es posible encontrar manillares tradicionales más ligeros.
El mayor inconveniente de los manillares integrados es el poco margen de error que tienen; es decir, el ciclista debe ser preciso en su elección, ya que no se puede modificar la longitud ni la inclinación. De hecho, algunas marcas lo adaptan al tamaño de la bici sin posibilidad de elegir, con lo que acertar con la talla se vuelve algo todavía más importante que de costumbre.
Para evitarlo, lo ideal sería acudir a un biomecánico especializado siempre que sea posible.
El mercado ha evolucionado mucho en los últimos años y ahora el catálogo de los manillares integrados es casi tan amplio como el de los tradicionales, así que es posible que exista la opción que estemos buscando. La elección, por tanto, dependerá de cada ciclista, de su situación, de sus objetivos y de sus gustos.