7 puertos ciclistas del Pirineo que no debes perderte

Si pillas vacaciones y viajas al Pirineo, no olvides llevar tu bicicleta. Porque en la cordillera fronteriza con Francia hay algunos de los puertos de montaña más importantes e históricos del ciclismo.

Pirineos: sueño y sufrimiento ciclista

Huyendo del calor y en busca de retos, el Pirineo supone sin duda una experiencia inolvidable para cualquier ciclista. Muchos puertos sólo se pueden transitar en verano, y las carreteras pirenaicas se llenan estas semanas de muchos aficionados ávidos de sumar medallas.

Aficionados en forma, porque ninguno de estos siete puertos de montaña que hoy te listamos son ningún paseo. Subirlos requiere preparación, pues estamos hablando de las carreteras más exigentes de una cordillera ya de por sí exigente. Si aun así te atreves, toma nota.

Los 7 puertos ciclistas más duros del Pirineo

Por nombre, es sin duda el más laureado. Su longitud lo hace un puerto temible, es eterno, jamás termina, te va matando poco a poco. Su nombre va unido irremediablemente al del Tour de Francia desde 1910. En sus laderas hemos visto triunfar a Coppi, a Bahamontes, a Merckx o a Induráin. Este año, en el Tour de Francia 2021, fue testigo de una de las etapas reinas y no defraudó. Como decimos, es sin duda un monumento ciclista.

No tiene tanto nombre, pero el Portet es incluso más duro que Tourmalet. Tiene más desnivel y termina a mayor altitud, sólo que tiene poco más de un kilómetro menos. En el Tour 2018 supuso una sorpresa muy agradable. De hecho, era apenas una pista forestal asfaltada para la ocasión desde Espiaube, y que hoy en día se ha convertido en un nuevo icono del Pirineo francés. Si lo subes, ten en cuenta que es bastante inhóspito, que el asfalto no está mal pero se carecen de arcenes. Y que te va a sacar hasta el tuétano si no estás realmente fuerte.

Desde Auberge, hablamos de un puerto de 15,3 kilómetros, pero desde Ochagavía, en el lado español, sube hasta los 19,3 kilómetros pero con pendientes muchísimo más suaves. Por eso destaca el lado francés. Debutó en el Tour de Francia en 1996 y fue el símbolo del bajón de Induráin tras haber ganado ya cinco Tour.

Parece un puerto menor, pero las rampas de más del 12% hacen del Peyresourde un grandísimo puerto de montaña. Su otra cara es más larga y más suave, pero esta francesa es también historia del ciclismo: se ha subido en 61 ediciones del Tour. Es un puerto que engaña mucho, porque su desnivel no parece muy pronunciado pero se sube en tan solo 14 kilómetros.

Al Aubisque le sucede un poco lo de Tourmalet: puerto muy largo, baja su pendiente media pero sus más de 17 kilómetros lo hacen durísimo. Además, termina a muchísima altitud, a más de 1700 metros, donde el oxígeno empieza escasear. A cambio, subir la ladera desde Laruns supone coronarte como ciclista y el premio es una vista panorámica de los Pirineos que no tiene precio.

La cima Coma Morera, a más de 2200 metros de altitud, es un peligro. Es una subida algo anónima que te coloca en el techo pirenaico y, a vista de pájaro, puedes ver casi la cordillera al completo. Tiene un pequeño descanso justo a la mitad, pero desde Osséja hasta el final, todo es prácticamente al 10%.

La Gallina es un poquito más corto pero un poquito más duro. Su media del 8,4% supone un auténtico muro, con un final de infarto. Además, es quizá el que termina a mayor altura, muy cerquita de los 2000 metros de altitud, así que esto también lo hace todo un reto. Pero de principio a fin supone un reto, porque las últimas rampas son duras, pero las de mayor pendiente son las de los primeros 5 kilómetros, así que no admite pereza. En La Vuelta 2011 apareció en cartel y en la de 2018 vio la gran victoria en una grande de Enric Mas.