Razones para alejarte de la bicicleta durante algún tiempo

Entrenamiento 15/10/22 08:47 Sergio P.

La llegada del otoño marca el final de la temporada ciclista, un momento para recuperar y volver con más fuerza en la siguiente. Un periodo de descanso y desconexión que muchos cicloturistas suelen obviar pero que, sin embargo, es necesario si queremos mantener una progresión adecuada y ser cada vez mejores ciclistas.

Descansar también es entrenar: por qué deberías dejar la bici durante unas semanas

Para los ciclistas profesionales de carretera y bici de montaña, estas primeras semanas de octubre significan el momento de poner fin a una larga temporada en la que han debido mantener una planificación minuciosa y una exigencia máxima. Es la hora de dejar la bici un poco de lado para recuperar tanto mental como físicamente de la exigencia que supone la temporada de competición.

Unas semanas en las que los profesionales aprovecha para pegarse esos pequeños caprichos culinarios, vedados el resto del año; para tratar las lesiones que puedan arrastrar y para practicar otras actividades y deportes complementarios para los que es difícil encontrar tiempo a lo largo de la temporada.

Un parón invernal que, históricamente suponía olvidarse de la bici durante un par de meses y que, con las metodologías de entrenamiento moderno y las cada vez mayores exigencias, sobre todo para corredores que durante el invierno compiten en pista o en ciclocross, se ha ido reduciendo a apenas unas semanas, un periodo que se ha demostrado más que suficiente para permitir la recuperación total del organismo evitando a su vez tener que partir de cero en el inicio de la siguiente campaña.

Los beneficios del parón invernal

En lo que respecta al entrenamiento, el parón de final de temporada permite resetear el cuerpo permitiendo una recuperación completa tras meses aplicando cargas y descansos buscando una continua supercompensación que permita ir evolucionando la forma en función de los objetivos a afrontar.

Una disciplina de trabajo con la que el cuerpo va acumulando desgaste a lo largo de los meses que, si no revirtiéramos con la parada a final de temporada, conduciría al estancamiento de la forma física y, posteriormente al retroceso en la misma, pudiendo además caer en el temido sobreentrenamiento.

Además del aspecto físico, tampoco hay que desdeñar el aspecto mental. Seguir una planificación de entrenamientos exige una disciplina férrea que puede ser difícil de sobrellevar durante largos periodos de tiempo. Este parón invernal permite desconectar la cabeza y pensar en otras cosas que no sean la bici.

También para el cicloturista

A menudo se piensa que estos aspectos relacionados con la planificación y los entrenamientos sólo son para gente que compite y se exige al máximo. Sin embargo, pocos tienen en cuenta que, en mayor o menor medida, siempre nos gusta rendir lo mejor posible en la bici para poder disfrutar más de nuestras rutas y aventuras.

No son pocos los ciclistas, que no paran durante todo el año, y que en un momento dado empiezan a sentir que no andan como lo hacían, o les cuesta seguir ruedas en la grupeta que antes podía hacer sin problema o, simplemente, les da mas pereza salir con la bici.

También hay que tener en cuenta la dificultad que, a menudo, tenemos para compatibilizar nuestra afición a la bici con el resto de aspectos de la vida y que pueden acabar provocando un desgaste y una saturación.

Por estas razones, olvidarnos de la bici al menos un par de semanas al año nos permitirá hacer borrón y cuenta nueva en nuestra afición para recuperarla con más motivación si cabe cuando nos vuelva a invadir el hambre de bici.

Un parón que no tiene ni por qué ser únicamente de un par de semanas ni obligatoriamente invernal ya que, al contrario que los profesionales, nosotros no estamos atados a la planificación que dictan las competiciones. De hecho, no son pocos los que paran durante las vacaciones de verano en las que viajan a su destino de reposo con la familia, sin bici.

También encontramos el caso de aquellos que aprovechan los meses invernales para dedicarse a otras actividades como pueden ser el senderismo o la carrera a pie por citar los más habituales.

Parar no significa abandonarse

A menudo muchos son reacios a realizar un parón a final de temporada pensando que van a perder todo lo ganado a lo largo de los meses y les va a tocar comenzar de cero. En parte sí, se trata de perder la forma, dejar descansar al cuerpo para volver con renovadas fuerzas. Sin embargo, hay formas de afrontar este parón. Tirarse en el sofá y comer como si no hubiera mañana no es la más indicada.

El parón a final de temporada es conveniente afrontarlo de una forma activa, por ejemplo, practicando otros deportes complementarios que nos atraigan.

También es un buen momento para solventar problemas que podamos arrastrar en la bici. Esa molestia que no se va o esa pequeña lesión que nos da la lata. Estas fechas son un buen momento para acudir al fisioterapeuta o al biomecánico para encontrar la causa de nuestros males y ponerle remedio.

Si durante el año no encontramos hueco para hacerlo, aunque la tendencia actual es a mantenerlo toda la temporada, también estamos ante unas semanas ideales para afrontar un trabajo complementario de fortalecimiento de los músculos que menos trabajan en la bici, especialmente aquellos relacionados con el control postural como puede ser la zona del core y que nos harán mucho más eficientes sobre la bici, evitando además el riesgo de molestias y lesiones.

Los que cuidéis al milímetro la alimentación y estéis siempre al límite en la cifra de grasa corporal, os podéis permitir ganar un par de kilos que ayudarán al cuerpo a recuperarse sin ese estrés de encontrarse siempre raspando el déficit de nutrientes. Además, mentalmente siempre ayuda poderse dar algún capricho culinario de los que habitualmente tenemos que prescindir durante la temporada.

En cualquier caso, se trata de que, cuando volvamos a retomar la bici, se nos hayan olvidado esos dolores de piernas que nunca se terminan de ir cuando entrenamos fuerte, esa sensación de salir con la obligación que nos exige preparar nuestros distintos objetivos y, en resumen, evitar quemarnos de la bici, algo que, por mucho que nos parezca que nunca puede suceder, a veces a acaba ocurriendo por la exigencia a que nos somete nuestra vida cotidiana. Mejor desenchufar al menos un par de semanas que permitir que eso acabe ocurriendo.

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