¿Pogacar ha cambiado el ciclismo para siempre?
Si algo tienen los grandes campeones es que dejan su impronta en el ciclismo de tal manera que incluso consiguen cambiar cánones que parecían inamovibles. Esta época en la que Tadej Pogacar es el gran dominador sin duda lo que nos deja es el retorno del ciclismo ofensivo, los ataques lejanos y las etapas ultrarrápidas en un deporte cada vez más tecnológico y medido.
Así se ha adaptado el ciclismo a la era Pogacar
Si algo nos deja el Tour de Francia 2025 es que se ha disputado, desde el primer día, a unas velocidades espeluznantes, con muchas horas rodando a más de 50 km/h de media. Una evolución en los ritmos de competición que, para los amantes de las conspiraciones y para aquellos que vivieron el turbio ciclismo de los 90 y 2000 sólo puede significar que el dopaje generalizado ha regresado al pelotón con algo que las autoridades son incapaces aún de detectar.
Sin embargo, más allá de que pueda haber o no certeza en esta explicación lo cierto es que poco tiene que ver el ciclismo actual ya no con el de aquellos años sino con el de la pasada década, antes de la irrupción en el mundo del ciclismo de Tadej Pogacar, y bueno, también de los Van Aert, Van der Poel o Evenepoel.
Antes de eso nos habíamos adentrado en un ciclismo que muchos denominaban como Ciclismo YouTube, donde las clasificaciones se decidían por escasos márgenes y los ataques se reducían a los últimos kilómetros del último puerto del día.
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Pero con la llegada de esta generación encabezada por Tadej Pogacar hemos vuelto a disfrutar de un ciclismo que no se veía desde los años 70 y 80, el de ciclistas valientes que buscan dejar su impronta ganando a lo grande, con espectaculares ataques desde lejos. Unos ciclistas tan superiores que incluso son capaces de vencer en las distancias cortas, cuando toca decidir la victoria en los últimos metros ya sea en grandes vueltas o en terreno de clásicas.
La consecuencia inmediata que ha tenido la superioridad de estos ciclistas es la subida del nivel medio del pelotón haciendo las carreras mucho más disputadas. A todo esto le tenemos que añadir los avances tanto en el campo del entrenamiento cada vez más estudiado al milímetro, donde se monitoriza a los ciclistas 24x7.
También las bicis han dado un enorme salto con la creciente atención a la aerodinámica que las han convertido en máquinas mucho más rápidas.
Y, por supuesto, no podemos olvidar el gran cambio que ha supuesto el control hasta la última caloría de la nutrición del ciclista que ha dejado en el olvido las temidas pájaras y ha logrado extraer hasta el último vatio de cada ciclista.
Para los amantes de las conspiraciones, no hay más que apuntar que todas estas innovaciones hacia un ciclismo más tecnológico también están al alcance del común de los ciclistas y la prueba la vemos en las competiciones populares donde el nivel actual poco tiene que ver con el de hace tan sólo unos años.
Una subida de nivel que ha hecho perder al ciclista el miedo a los ataques lejanos que ahora se afrontan como única opción para tratar de vencer la superioridad de los mejores a sabiendas de que, llegando a meta con ellos, las opciones se reducen a cero.
También la tipología de ciclista ha evolucionado. Los escaladores puros tiene poco lugar ahora en el pelotón cuando antes eran los referentes. Hemos visto en el Tour de Francia a un Lenny Martinez, prototipo de escalador, sufrir lo indecible simplemente para mantener la rueda del pelotón en el llano. El ciclista actual no sólo tiene que ser un excelente escalador sino que ha de poder mover una burrada de vatios en el llano para evitar caer presa de los abanicos y cortes que se pueden producir casi en cualquier momento. Y pese a que la contrarreloj ha perdido importancia con etapas cada vez más cortas, sigue siendo esencial para aquellos que quieren vencer en las vueltas habiéndose transformado en una disciplina hipertecnológica en la que todo se mide al milímetro para rascar cada segundo al crono.
No cabe duda de que estamos ante una época dorada del ciclismo, con o sin conspiraciones, que nos está permitiendo disfrutar no sólo de un ciclista de los que hacen época como es Tadej Pogacar sino también de una clase media de ciclistas que consiguen ofrecer un tremendo espectáculo casi en cada carrera.