La dieta mundial debe cambiar para que prospere el ciclismo
Que el cambio climático guarda relación con la dieta, es algo que a veces sorprende al leerlo, pero que está comprobado. La industria alimentaria es una de las más contaminantes en muchos aspectos. Además, con el crecimiento del ciclismo, los focos se ponen de nuevo en la dieta como vector de cambio necesario también.
Por qué tu dieta ciclista influye en el devenir mundial
Tu dieta se basa en una serie de alimentos que consumes. Y estos alimentos tienen un proceso de producción. En ese proceso se consume energía, se consume agua y todo ello provoca que todas estas fases de producción y puesta a disposición del consumidor sea más o menos sostenible.
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De hecho, la industria cárnica, por ejemplo, es una de las industrias más contaminantes en términos de producción de residuos, uso de aguas y contaminación, tanto del agua como del aire.
Por eso, con el auge de la bicicleta sobre todo tras la pandemia de coronavirus mundial, los investigadores se han puesto a analizar cómo puede afectar esta relación directa de tres pasos: los ciudadanos usan más la bicicleta; esos ciudadanos demandarán una mayor ingesta de alimentos en consecuencia; y esos alimentos, en caso de no formar parte de una dieta sostenible con el entorno, provocarán mayor contaminación.
Al menos, así se deriva de un estudio publicado en la revista científica Scientific Reports. En el estudio se comprueba que estos cambios en la movilidad, provocan cambios en las emisiones de carbono relacionadas con la producción de dichos alimentos.
El estudio que determina que más ciclismo no siempre es más sostenible
La investigadora principal de esta publicación es la Doctora Anja Mizdrak, y trabaja en la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda. La Doctora Mizdrak afirma que si el cambio de uso de un medio de transporte tan limpio y saludable como la bicicleta, no va de la mano de ciertos cambios en la dieta para consumir alimentos con menos emisiones en su proceso de obtención, el resultado para el medio ambiente sería contraproducente.
Por eso, la Doctora Mizdrak anima a los nuevos ciclistas a que se planteen dicha alimentación, a que conozcan de dónde proceden los alimentos que comen y cómo se fabrican. Y, de hecho, hace hincapié en que sería imprescindible de base intentar reducir el consumo de carne, de alimentos procesados y de productos lácteos, en pos de más alimentos cultivados localmente y de temporada.
“Para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hemos logrado potenciar el transporte activo, pero también debemos abordar el tema de los patrones dietéticos”, afirmó Mizdrak.
El estudio también da cifras: 260 gramos de CO2 por kilómetro caminando, y sólo 140 en bici. Así que, de base, la bicicleta es más sostenible. Pero la sustitución, afirman, no suele ser la de caminar por montar en bici, sino la de dejar de usar el vehículo propio o el transporte público (un transporte público que en muchas ocasiones se mueve por hidrógeno verde o por electricidad, por lo que sus emisiones son muy bajas).
Además, en esta defensa de la bicicleta pero a la vez en esta concienciación por una dieta saludable (también con el medio ambiente), afirman que es imprescindible que la bicicleta no solo se promocione y potencie desde las administraciones a base de ayudas económicas, sino cambiando su rol en las ciudades, dándoles importancia, lo que a menudo significa darles más espacio para circular y más seguridad a los ciclistas.